Películas como Regreso al futuro nos ha generado en el imaginario colectivo una idea muy concreta de lo que es un viaje en el tiempo. Imagina las posibilidades de viajar en el tiempo: ser testigo de los acontecimientos más importantes de la historia con tus propios ojos, evitar terribles catástrofes, ver cuál será el destino final de la humanidad viajando al futuro, o, si te conformas con menos, volver a la semana pasada y evitar la metedura de pata que cometiste. Sin embargo, como desvela Paul Davies, profesor de física en la Universidad de Adelaide, Australia, en su libro Cómo construir una máquina del tiempo, crear una máquina del tiempo funcional en la realidad no es lo que parece. No podrás simplemente tirar de una palanca y elegir el período al que quieres viajar.
Tal vez el título del libro de Davies suene algo pretencioso, pero no se le puede negar que comple con lo que promete. Utilizando algunos ejemplos a nivel teórico, aunque realistas, del ámbito de la astronomía, de la astrofísica y de la cosmología, con algunas dosis de mecánica cuántica, Davies consigue que cualquier persona sin grandes conocimientos en todas estas disciplinas pueda vislumbrar la posibilidad de viajar en el tiempo ‒aunque contar con unos conocimientos básicos de astronomía y de cosmología ayuda mucho a comprender algunos conceptos‒. Durante las últimas dos décadas han aparecido unos libros sobre los viajes ‒por físicos como Stephen Hawking, Kip Thorne o Michio Kaku‒, pero aunque son esclarecedores, la mayoría de ellos requieren que el lector dedique una buena cantidad de tiempo para comprender conceptos esenciales. Y es que nadie dijo que la relatividad fuera fácil.
En apenas 125 páginas Davies ha conseguido sintetizar algunas de las ideas subyacentes a varias propuestas de viajes en el tiempo, de una manera tremendamente simple, casi esquemática. Davies recapitula algunos de los principios fundamentales del tiempo y de la relatividad y luego los aplica a la construcción de una hipotética máquina del tiempo. Por el camino va introduciendo agujeros negros, agujeros de gusanos, energía negativa, antigravedad, universos paralelos y algunos otros extraños elementos de la física moderna. El resultado es, sorprendentemente, una lectura rápida y divertida.
El libro se compone de cuatro capítulos. En los dos primeros Davies plantea la posibilidad de saltar al futuro y al pasado respectivamente. Gracias a Einstein sabemos que el tiempo se estira o se comprime gracias a la gravedad y a otras condiciones ‒el tiempo corría más lento, por ejemplo, en la cima de una montaña que a nivel del mar‒. En el primer capítulo, por ejemplo, al viajar al futuro se refiere a la paradoja de los gemelos, que explica cómo se puede ir al futuro sin envejecer durante el proceso. En el segundo capítulo, al hablar de los viajes al pasado, introduce la idea de los agujeros de gusano y de las singularidades desnudas. En el tercer capítulo lo combina todo para construir la máquina del tiempo. El cuarto y último capítulo da sentido a todo, planteando algunas de las paradojas y de las cuestiones que se suelen poner sobre la mesa cuando se habla de viajes en el tiempo.
Para construir una máquina del tiempo lo primero que se necesita es un colisionador con una fuerza magnética tal que puedas implosionar una burbuja de quark-gluón y crear un pequeño agujero de gusano para deformar el espacio-tiempo. Pero entonces habría que resolver algunos problemas, como mantenerlo abierto durante más de una billonésima de segundo o agrandarlo para que pase un ser humano. Esto último se consigue con un inflador, que inyecta energía negativa en forma de materia antigravitatoria ‒cuya existencia no es segura‒, usando algún artilugio del tamaño del sistema solar, que contenga espejos y láseres para apretar la luz. Por último haría falta un diferenciador para crear una diferencia de tiempo entre los agujeros de entrada y de salida Si logras todo eso, ¡felicidades!, creaste una singularidad y ya tienes una máquina del tiempo funcional. Eso sí, tendrás que esperar algunos años antes de usarla, ya que solo puedes retroceder en el tiempo hasta el punto en que se creó. Todo a nivel teórico, por supuesto. De hecho, si todo suena demasiado increíble como para suceder, eso es precisamente lo que trata de destacar el libro: poner de manifiesto lo complejo que es la interconexión de espacio y tiempo y explicar las razones por las que los viajes en el tiempo, tal y como los conocemos en la ciencia ficción, son inverosímiles.
Evidentemente, comprender todo lo que implican los viajes en el tiempo no es algo que pueda hacerse en un día ni leyendo un libro como este, pero no solo es una lectura recomendable para los admiradores de los viajes en el tiempo, es una magnífica manera de aprender cosas nuevas y ver hasta dónde somos capaces de llevar el conocimiento que tenemos del universo. Davies hace muy buen trabajo al transmitir conceptos tremendamente complejos en términos sencillos. Construir una máquina del tiempo funcional es un experimento mental muy recomendable para lectores curiosos.
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