Cada uno decide qué quiere hacer para pasar a la historia. O no. En el caso de Marva Drew de Waterloo, Iowa, la gesta que le daría una brevísima fama sería contar hasta un millón y escribir el resultado de esa cuenta a máquina de escribir. Le llevó unos seis años, desde 1968 hasta 1974, aunque con un descanso de varios años por en medio. El resultado es un tocho de 2.473 páginas.
Marva Drew explicó a la prensa que se le ocurrió la idea cuando escuchó que una maestra de secundaria de su hijo le había dicho que nadie había contado hasta un millón, y que cualquiera que lo intentara estaría loco. Así que Marva decidió que lo haría. Y aunque parezca algo simple, aplicar las correcciones de forma meticulosa hacia que con frecuencia tuviera que descartar páginas enteras, cuando al repasarlas descubría que se había olvidado algún número. También tuvo varios problemas físicos derivados de tal hazaña: estar tanto tiempo con la misma postura, frente a la máquina de escribir, le provocó dolores en la muñeca, la espalda y los hombros, además de hincharle los dedos y provocarle dolores de cabeza, fatiga ocular e insomnio.
Drew hizo la cuenta y señaló que si alguien comenzaba a la edad de 18 años, podría escribir hasta 50 millones a lo largo de toda su vida. Una empresa que da que pensar sobre la finitud del ser humano.
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