Como si de una mezcla entre Red Dead Redemption The Terror se tratara, Alma Katsu (Alaska, 1959) nos brinda en El hambre una suerte de reimaginación del incidente de la expedición Donner. Un grupo de migrantes americanos que trataron de llegar a California en 1846 y que se quedaron varados en Sierra Nevada por una serie de contratiempos. Durante el crudo invierno tuvieron que recurrir al canibalismo para sobrevivir.

El gran tema de la novela da título, pues, a esta. El hambre es una historia que reinventa la historia (valga la redundancia) e introducido inquietantes elementos ajenos a la expedición real para elevar la novela a la denominación de terror. Alianza publica esta en su colección Runas dedicada al género, donde estamos viendo algunas interesantes propuestas españolas e internacionales. Un catálogo cuya elección de títulos parece inclinarse hacia el terror al fin, tras una larga historia con la fantasía épica, ese gran olvidado en nuestras fronteras, si no fuera por Stephen King y Joe Hill. Pero, volviendo a la novela de Katsu, nominada a un premio Bram Stoker, su lectura se mueve entre dos ámbitos bien conocidos: lo histórico y lo fantástico. En la misma línea en que ya hemos visto moverse a Dan Simmons como Pedro por su casa, los acontecimientos previos a la locura caníbal del libro ha sido lo que me ha resultado más interesante. Y es que nada nuevo bajo el sol y todo lo referente a la parte terrorífica del libro está tratada con cierta inocencia, con ingenuidad, considerando al lector medio poco ducho en lecturas oscuras. Todo lo que tiene que ver con las relaciones entre los dos grandes protagonistas, George Donner y James F. Reed (basados en sus respectivos personajes reales) me tuvo muy enganchado a las páginas del libro y la complicada relación entre los miembros de la caravana, las familias, las leyendas de los indios y las desapariciones que se van sucediendo, me dejaron un regusto más elegante y sofisticado en su lectura que el final propiamente dicho.

El hambre es una novela inteligente, pero le falta ambición. La recreación del Oeste como periodo histórico es muy buena y se aleja de muchos de los clichés del género, por eso la comparaba en un principio con la magnífica obra digital de Rockstar; pero no se atreve a profundizar en ella, quizás por miedo a aburrir al lector. En una novela de apenas 350 páginas no debería dar cabida al aburrimiento, pero cortar un poco de allá y poner un poco acá le hubiera sentado bien. Por otro lado, el tomar un hecho histórico envuelto en misterio, dotarlo de un elemento inquietante que bien puede ser fantástico como puede ser una metáfora de la misma locura, es algo que ya se hizo muy bien en otros libros, como el citado The Terror de Dan Simmons (ahora también una serie de AMC) y las comparaciones pues son odiosas. La novela de Katsu, con todas sus virtudes, sale perdiendo por goleada, aunque debo decir que para los que teman enfrentarse al armatoste de más de 700 páginas de Simmons, pueden abrir boca con esta versión fantástica de un hecho histórico. El sueño lúbrico de los amantes de las conspiraciones.

El plantel de personajes es lo que hace querer El hambre, y la sencilla y elegante edición, así como una notable traducción. Con lo que me quedo de su lectura es con el buen hacer en la construcción de personajes y ambientaciones. Y, claro, con la apuesta de Alianza por el terror, nacional e internacional, y las ganas que tengo de echarle una lectura a próximos títulos tan destacables como Sigilo, de Ismael Martínez Biurrun o Lago negro de tus ojos de Guillem López.

Alma Katsu nació en Alaska en 1959, es se graduó en la universidad Johns Hopkins y es famosa por la trilogía de novelas The Taker, The Reckoning y The Descent y su novela El hambre ha sido nominada a un premio Bram Stoker en la categoría de Mejor Novela. 

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