Lo más especial a la hora de escribir es que uno crea su propio universo, una historia con personajes que interactúan entre ellos y viven, por así decirlo, sienten, aman, ríen y lloran. Cada autor tiene su propia fórmula, sus propias reglas de creación, un proceso propio que difiere por completo del de los demás autores.

Una de las cosas que más nos llama la atención a nosotros los lectores, o a los autores noveles, es el secreto de ese éxito que los ha llevado a la cima y nos hace preguntarnos cuál será dicha fórmula.

Ernest Hemingway

El viejo y el mar fue una de sus grandes obras. Publicó una gran cantidad de novelas y cuentos cortos. Su Teoría del Iceberg, tuvo una fuerte influencia en el relato de ficción del siglo XX.

«Escribir no va sobre hacer dinero, hacerse famoso, conseguir citas, conseguir una ocupación o hacer amigos. Al final va sobre enriquecer las vidas de aquellos que leen tu trabajo y enriquecer tu propia vida al mismo tiempo. Va sobre levantarse, superarlo y vencer. Ser feliz, ¿vale?».

«Si no tienes tiempo para leer, no tienes tiempo -ni las herramientas – para escribir. Tan simple como eso».

Ray Bradbury

Mayormente conocido por sus libros de ciencia ficción. Es autor de Crónicas marcianas y de la novela distópica Fahrenheit 451, que nos recuerda a Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y a 1984, de George Orwell. Por otra parte, publicó Zen en el arte de escribir con el objetivo de guiar a los escritores noveles en el difícil mundo de la literatura.

Leí que para luchar contra la hoja en blanco una de las mejores cosas que se podían hacer era escribir sobre cualquier cosa, pequeños relatos sobre el día a día, de lo que fuera, y la inspiración tarde o temprano llegará.

Stephen King

Uno de los mayores referentes de la literatura de terror, reconocido por ser autor de obras como El Resplandor, IT, La cúpula, Cementerio de animales, Carrie…

Comenzó escribiendo relatos cortos que más tarde serían publicados.

Como muchos otros autores, King no obtuvo su éxito inmediatamente. Primero trabajó en una lavandería y más tarde, fue profesor de inglés, profesión que compaginaba con su pasión por la literatura. No fue hasta 1974, cuando escribió Carrie, su primera novela, con la que obtuvo gran éxito y que prendió la mecha de su éxito posterior.

«Protege el tiempo y el espacio en el que escribes. Mantén a todo el mundo alejado, incluso a quienes son más importantes para ti».

«Si quieres ser escritor debes hacer dos cosas sobre todo: leer mucho y escribir mucho».

Henry Miller

«Pronto aprendí que uno debe dejarlo todo y escribir y no hacer nada más que escribir. Que uno debe escribir, escribir, escribir».

W. Somerset Maugham

«Si en el primer acto tienes una pistola colgada de la pared, entonces en el siguiente capítulo debe ser disparada. Si no, no la pongas ahí».

Es normal que a la hora de escribir uno se precipite. Tienes la cabeza repleta de ideas que se amontonan, todas ellas buenas y cada una mejor que la anterior, pero no todas encajan con lo que uno está escribiendo. Quieres plasmarlas todas pero no es posible. No hay que tener miedo de suprimir escenas e incluso personajes que no aporten nada al relato. Si decides añadir un objeto, un diálogo o lo que sea, es porque eso que añades es importante para la historia. Cada palabra que se escribe es importante y si esa escena se puede eliminar y al eliminarlo no repercute en nada, es porque es totalmente prescindible.

Anton Chejov

Es uno de los grandes del relato. Sus obras son una crítica constante de la sociedad de la época, obras entre las que destacan El tío Vania, La gaviota, La señora del perro, entre otros.

«No me digas que la luna está brillando: muéstrame su reflejo en un vaso de cristal».

Es muy común en los escritores que están comenzando, el decir las cosas en lugar de mostrarlas directamente. Por ejemplo, no es lo mismo decir Pepé estaba enfadado, que decir a Pepé se le hincharon las venas del cuello o golpeó la mesa con el puño al tiempo que soltaba una retahíla de insultos

Sin embargo, a pesar de todos estos fantásticos consejos, yo personalmente, me quedo con la conclusión con la que Jordi Sierra I Fabra finalizaba su libro La página escrita, que decía así:

«no hagas caso de nada de lo que te he dicho y móntate tu propia película. Sé feliz».

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