Tenemos que replantearnos nuestra relación con Internet y su evolución (Internet+) ahora que todo lo que nos rodea está siendo digitalizado y cualquier objeto es un ordenador programable. Internet nació con grandes vulnerabilidades de base que nadie se ha puesto a solucionar, y ahora que hasta los coches están conectados deberíamos empezar a legislar.

De tanto en tanto cae en mis manos un libro especial por su temática, y ‘Haz clic aquí para matarlos a todos, un manual de supervivencia’ es uno de ellos. Escrito por Bruce Schneier, uno de los criptógrafos más conocidos a nivel mundial, es un grito que debiera ser escuchado por nuestros políticos. Pero no lo harán, y el motivo es simple: aún no ha empezado a morir gente.

haga clic aqui para matarlos a todos

Internet tiene un problema

La red de redes nació como una forma de conectar centros de estudio. Debido a su orientación, no hacía falta una capa añadida de seguridad que, además, otorgaba cierto rozamiento al sistema. De modo que hoy Internet es inherentemente inseguro. Esto hace viables los ataques informáticos a los que hoy todos nos estamos acostumbrando.

Pero Internet tiene un problema aún más grande: su ridícula seguridad ha lanzado el muerto a los equipos independientes. Es decir, dado que la autopista de la información no es defendible, que cada ordenador, tableta, dispositivo u objeto del IoT se defienda por su cuenta. Esto hace increíblemente sencillo explotar vulnerabilidades y priorizar el ataque sobre la defensa.

Si a esto le sumamos que las vulnerabilidades tienden a esconderse tanto por fabricantes como por gobiernos, tenemos los tres pilares listos para el desastre. hemos cableado el mundo con dinamita y estamos esperando alegremente que alguien pulse el botón correcto para salir en los telediarios.

Un día conducirás con tu coche conectado y alguien cortará los frenos en remoto. En realidad no tendrá que romper nada, dado que la mayoría de los modelos actuales tienen físicamente separados el pedal de freno y los actuadores. Pero alguien, en alguna parte, tecleará algo y el freno dejará de funcionar. Entonces, y solo entonces, los legisladores empezarán a tomar cartas en un asunto que podría atajarse en la actualidad.

Un libro construido de forma brillante

Schneier tiene una forma brillante a la hora de simplificar y empaquetar el problema. Su mente informática está presente en la construcción de los capítulos con enlaces que echan la vista atrás y toman como base los capítulos que preceden al actual para dar consistencia al relato. Y este es escalofriante.

De forma iterativa el autor parte de los ordenadores que todos conocemos, así como de procedimientos del día a día como las actualizaciones, para llevar al lector de la mano al problema global. Y lo hace de un modo tan cercano que cuesta entender que el libro habla de uno de los problemas técnicos más graves de nuestra época. Es, por tanto, un volumen para todos los públicos.

Da gusto abordar una lectura partiendo de cero conocimientos de un sector y terminarla dándote cuenta de que ya sabes más que antes y has sabido seguir el hilo sin problema. Mi enhorabuena al autor, que dudo que lea estas palabras pero aquí quedan. El término más rara que he localizado es “Internet+”, una expresión de cosecha propia con la que Schneier que describe la futura red.

Que se lo lean los políticos, por favor

Si bien el libro está disponible para todo el mundo, encuentro particularmente interesante su lectura por parte de nuestros dirigentes a cualquier nivel. No se trata de la visión de una de las personas con más experiencia en el sector (argumento ad hominem), sino que parece haber bastante consenso al respecto.

Aún estamos a tiempo de reparar Internet y mejorar nuestra relación con la red antes de que los primeros grandes ataques dejen lesiones o fallecidos, y este libro es una ventana perfecta hacia la hoja de ruta a seguir. Lectura recomendada.

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