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El libro electrónico, tal y como lo conocemos, no surge hasta la primera década del siglo XXI. Es cierto que anteriormente existían aparatos que podían hacer las veces de libros electrónicos, pero no es hasta ese momento en que aparecen los primeros dispositivos destinados exclusivamente a la lectura. Sin embargo, la historia de la mejora de los libros para hacerlos más accesibles y cómodos es mucho más larga. Generalmente se suele citar a Ángela Ruiz Robles como la precursora de los libros electrónicos, porque en 1949 inventó una primera tentativa de enciclopedia mecánica, un aparato llamado «Procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros».

Sí, Ángela Ruiz es precursora de los libros electrónicos, pero todavía podemos remontarnos a siglos atrás. Al fin y al cabo, Ángela Ruiz lo que hizo fue utilizar la tecnología que existía en su momento para darle una vuelta de tuerca al concepto de libro y dar un paso más hacia lo que hoy en día es un libro electrónico. En ese sentido, no fue la primera persona en hacer eso. Hoy repasamos siete intentos de tener libros electrónicos antes de los libros electrónicos.

1. Rueda de libros (1588)

De esta invención ya hemos tenido ocasión de hablar. La inventó el ingeniero italiano Agostino Ramelli a fines del siglo XVI. Era una máquina que daba una respuesta a la necesidad de leer hasta doce libros al mismo tiempo, algo que para cualquier lector de la era digital es básico. El invento de Ramelli es simple: una rueda con libros que gira frente a un lector para traer ponerle por delante el título que le interese. El reto más creativo de la máquina era el sistema para garantizar que los libros permanecieran en el mismo ángulo. El sistema se basaba en el engranaje epicíclico, algo que en ese momento solo se había utilizado en relojes astronómicos.

La rueda del libro se describió en el libro de Ramelli Las máquinas diversas e ingeniosas del capitán Agostino Ramelli, que se publicó en 1588. Nunca se llegó a construir su máquina, pero su diseño inspiró a generaciones de amantes de los libros. En 1986, el famoso arquitecto Daniel Libeskind presentó su propia versión.

2. Silla de lectura británica (década de 1750)

Esta silla de lectura, hecha de madera de nogal, roble y haya y apoyabrazos a cada lado, se encuentra en la colección del Museo Metropolitano de Arte: la silla de lectura hecha de madera de nogal, roble, haya, con voladizos y apoyabrazos a cada lado. No hay mucha información sobre este mueble, por lo que solo se puede imaginar cómo se utilizó. Para leer la persona tendría que sentarse frente al respaldo del asiento, que en realidad era el soporte del libro. También se le podía dar la vuelta y usarla como una silla normal.

3. Holloway Reading Stand (década de 1890)

En la búsqueda de una experiencia de lectura más cómoda, The Holloway Co., una fábrica de Cuyahoga Falls, Ohio, diseñó y patentó a finales del siglo XIX un mueble que combinaba un soporte para un diccionario, un libro, un soporte de lámpara y una mesa de escritura. Estaba disponible por catorce dólares o por quince, si se quería la versión con tablero de ajedrez.

En el catálogo promocional, disponible en el Archivo de Internet gracias a la Biblioteca del Museo Winterthur, se lee: «Los lectores conocen la fatiga de mantener los libros en la mejor posición para una lectura cómoda […] El Soporte de lectura sostiene el diccionario abierto a su lado, solo se requiere un giro de la cabeza para consultarlo, mientras que el libro que está leyendo se mantiene abierto frente a ti».

La compañía probó y mejoró la máquina durante años. El catálogo dice que el Holloway Reading Stand se usa diariamente «en casi todos los países del mundo» El stand se unió con otro mueble para los amantes de los libros, el Century Dictionary Case, diseñado para contener seis volúmenes del The New Century Dictionary.

4. Lector de libros de microfilm (1935)

El número de abril de 1935 de Science and Mechanics trajo una interesante propuesta que anticipaba los libros electrónicos. Se basaba en la idea de que los libros se almacenarían en microfilms. Así pues, el soporte fue diseñado para sostener una pantalla que mostraba fotografías de las páginas de los libros.

La descripción de la máquina decía: «Se ha demostrado que es posible fotografiar libros y proyectarlos en una pantalla para leerlos, como se ilustró hace mucho tiempo en esta revista. A la izquierda hay un dispositivo para aplicar esto en el hogar. Es prácticamente automático». La pantalla estaba montada sobre un soporte ajustable, que incluía una lámpara para libros y un panel de control especial para pasar las páginas y ajustar el enfoque.

5. Enciclopedia Mecánica (1949)

Como decíamos, la precursora más conocida de los libros electrónicos es la escritora y maestra Ángela Ruiz Robles, que en 1949 patentó su «Procedimiento mecánico, eléctrico y a presión de aire para lectura de libros», más conocida como Enciclopedia Mecánica a secas. El dispositivo estaba equipado con unas bobinas donde se colocaban los libros.

La descripción que se hizo del aparato es la siguiente: «Abierta, consta de dos partes. En la de la izquierda lleva una serie de abecedarios automáticos, en todos los idiomas: con una ligerísima presión sobre un pulsador se presentan las letras que se deseen, formando palabras, frases, lección o tema y toda clase de escritos. En la parte superior de los abecedarios lleva a la derecha una bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda otra con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios, un plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un estuche para guardar asignaturas. En la parte de la derecha van las asignaturas, pasando por debajo de una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder leerlos utilizando la propia luz. A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan las materias lleva dos bobinas, donde se colocan los libros que se desee leer en cualquier idioma; por un movimiento de los misma van pasando todos los temas, haciendo las paradas que se quieran o queda recogido. Las bobinas son automáticas y puede desplazarse del estuche de la Enciclopedia y extenderse, quedando toda la asignatura a la vista; puede estar sobre una mesa (como los libros actuales) o perpendicular, facilitando comodidad al lector, evitando con ello gran número de esfuerzos intelectuales y físicos. Todas las piezas son recambiables. Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilísimo manejo. Para autores y editores el coste de sus obras se aminora considerablemente, por no necesitar ni pasta ni encuadernado y queda impresa de una tirada, o cada una de sus parte (si consta de varias), resultando este procedimiento un bien general».

El prototipo se exhibe en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de La Coruña.

6. Ordenador Xerox Sigma V (1971)

El Xerox Sigma V no fue diseñado específicamente para ser un libro electrónico, pero es el aparato más importante para dar el primer paso al mundo de la lectura digital.

En este ordenador Michael Stern Hart, fundador del Proyecto Gutenberg, creó el 4 de julio de 1971 el primer libro electrónico, una versión digital de la Declaración de Independencia.

La historia es la siguiente: en 1971, Michael Hart, un apasionado de la tecnología, tuvo acceso a un ordenador Xerox Sigma V en la Universidad de Illinois. Al ver una copia impresa gratuita de la Declaración de Independencia tuvo una idea. Decidió escribir el texto en el ordenador y puso el archivo a disposición de otros usuarios de la red informática, indicando que eran libres de usarlo y distribuirlo.

El Xerox Sigma V fue fabricado por Scientific Data Systems en 1967 y, con una memoria de 16K, costó 300,000 dólares. En 2002 fue donado por la Carnegie Mellon University al Computer History Museum, que es donde puede verse hoy en día.

7. Ordenador NeXT (1988)

En 1985, el cofundador de Apple Computer, Steve Jobs, fundó NeXT Computer, y en 1988 lanzó algo llamado «Biblioteca Digital», que, incorporado al ordenador, permitía leer en este. Se describía como una forma de «almacenar, acceder y usar información que va mucho más allá de las limitaciones físicas de los libros».

El folleto original, disponible en JagWerks Media, se dice lo siguiente sobre la Biblioteca Digital: «Imagine una biblioteca donde podría encontrar cada aparición de una palabra determinada sin pasar una sola página. Donde un pensamiento en un libro conduce directamente a un pensamiento relacionado en otro. Donde a cada libro se le puede dar la vuelta, para que su información aparezca en el orden en que sea necesario. En cuanto a los tipos de bibliotecas digitales que puede crear, no hay limitaciones. Los profesores, por ejemplo, pueden construir bibliotecas que contengan un historial de sus propios escritos recopilados. Una oficina legal o médica puede construir una biblioteca de materiales de referencia de uso frecuente, mientras que una empresa puede construir una biblioteca de referencia de contratos y formularios».

NeXT Computer se dirigió al mundo universitario y a los negocios, pero la compañía no despegó. Las ventas fueron relativamente limitadas. Se estima que se enviaron alrededor de cincuenta mil unidades en total. Sin embargo, este intento apertura a la lectura digital tuvo lugar un cuarto de siglo antes de la aparición de los primeros libros electrónicos.

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