La mayoría de la gente no tiene la más mínima idea de la revolución que se está gestando en el mundo en relación a la tecnología espacial. He tenido la suerte de asomarme a ‘Los señores del espacio’, el libro que el periodista especializado en industria aeroespacial Christian Davenport acaba de publicar, y admito que el espacio ha vuelto a ilusionarme como cuando era pequeño.
Crecí con la idea de que las colonias espaciales serían un hecho cuando fuese mayor. Mi padre guardaba una gran cantidad de revistas ilustradas con unos dibujos conceptuales fantásticos, pero llevo años preguntándome dónde están las bases lunares y por qué no hemos enviado a personas a Marte. Elon Musk, Jeff Bezos, Richard Branson y Paul Allen tienen algunas ideas.
Necesitamos privatizar el espacio, y rápido
En 1969, dice Davenport, llegamos a la Luna, plantamos una bandera, y recogimos piedras bonitas. En sucesivas misiones hemos ido colocando espejos, recogido más piedras e incluso conducido por la Luna. Pero de aquello hace ya 50 años, y las instituciones gubernamentales no parecen por la labor de seguir invirtiendo dinero en la empresa de colonizar el Sistema Solar pese a las ventajas de las que hemos hablado en alguna ocasión.
La mayoría de los lectores conocerán a Elon Musk y sus cohetes, que aterrizan solos y en vertical. También sus excentricidades. Quizá sin ellas el aterrizaje que ilusionó al mundo hace unos años no sería posible reducir de forma radical los costes de ir al espacio, que es lo que los cuatro millonarios mencionados previamente llevan un tiempo intentándolo. Se oye mucho a Musk y poco a los otros tres.
Jeff Bezos tiene una empresa aeroespacial
¿Sabías que Bezos, el dueño de Amazon, empezó hace más de una década a comprar terrenos para levantar desde cero una empresa aeroespacial? Si estás pensando en que su modelo de negocio es como el de Musk, estás equivocado. El segundo depende de contratos con la NASA, mientras que Bezos paga todo a golpe de talonario. Dos modelos diferentes que algún día lo cambiarán todo.
Pero Richard Branson (Virgin Group) y Paul Allen (inversor del SpaceShipOne) no se quedan atrás. Ambos tienen ya una cierta edad, 69 y 65 respectivamente, y tendrán que darse prisa si quieren volar en alguna de sus máquinas al espacio exterior. Los costes no bajan tan rápido como querrían, y es que escapar del planeta es complicado.
Estás viviendo la historia pero no te enteras de nada
Es probable que sepas que Elon Musk se fumó un porro en un programa de radio o que su proyecto Hyperloop no termina de despegar. Los titulares sensacionalistas parecen acompañar a esta figura que ya ha cambiado por completo el mercado solar estadounidense y cuyos vehículos eléctricos son los más vendidos del mundo. Lo que quizá no sabes es que denunció a la NASA.
Si algo me gusta particularmente del libro de Christian Davenport es la faceta de documentación periodística que deja atrás el amarillismo y ahonda en la vida de magnates como Jeff Bezos. A este se le conoce por sus cajas de Amazon, pero pocos sueños han sido tan perseguidos como el de Jeff de alcanzar el espacio. Y la mayoría de nosotros somos ajenos a ese bonito sueño.
Davenport cuenta con una narrativa excelente y un hilo conductor sin mácula (no necesariamente cronológico en algunos puntos) cómo cada uno de los cuatro multimillonarios han ido durante décadas invirtiendo en tecnología para cumplir el sueño de escapar de la Tierra. Y consigue ilusionarte en cada uno de los pasos con historias personales de las que rara vez trascienden a la prensa.
Lo cierto es que hay una carrera feroz por alcanzar otros planetas o cuerpos rocosos de nuestro Sistema Solar, y la NASA y otras agencias espaciales no parecen demasiado interesadas en hacerlo posible. El capital que ahora se mueve es privado, con la ventaja que eso tiene para los contribuyentes. Si fallan, no será nuestro dinero el que pierdan. Pero si aciertan…
¿Una especie multiplanetaria?
Salir del planeta es difícil y costoso. En no pocas ocasiones el precio a pagar han sido vidas, y hasta que no sea seguro y barato no vamos a salir del planeta. Bezos, Musk, Branson y Allen están trabajando duro y luchando contra la adversidad con un objetivo cuyos resultados probablemente no vean ni sus nietos. Pero es que en algún momento de la historia habría que empezar.
El libro, sintetizado con la forma magistral que Davenport dedica a sus artículos en The Washington Post, cuenta una historia maravillosa que se está desarrollando ante nuestros ojos y que a veces permanece escondida. Tenemos suerte de vivir este momento. Las siguientes generaciones tendrán aún más debido a sus resultados.
Imágenes | Marcos Martínez
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