Como si fuera una falsa biografía de Abbie Hoffman, Joshua Furst se embarca en Revolucionarios (Impedimenta) en contar la era hippie en Estados Unidos como pocos lo han hecho. lo hace con la narración de Freedom, el hijo de un revolucionario ideológico con aires mesiánicos llamado Lenny Snyder y que es, en esencia, un alter ego del propio Hoffman. Una narración que parte de la biografía personal para derivar en la biografía de un país, de una era, donde el imaginario del movimiento hippie que a todos nos suenan se convierte aquí en una suerte de pesadilla lisérgica de LSD, un vodevil lleno de humor, drama y sin ninguna moraleja que extraer más que cada revolución social tiene el potencial de convertirse en un absurdo.
Fred (más conocido como «Freedom» para la gente del «movimiento») es el único hijo de Lenny Snyder, legendario activista, carismático líder intelectual e icono de la contracultura americana de los sesenta. Ahora, alcanzada la mediana edad, Fred descubre que no puede actuar como si su psicodélica infancia nunca hubiera existido. Su mente bulle de recuerdos: su niñez transcurrió entre protestas no violentas y campañas de resistencia armada, entre la brutalidad policial y el terrorismo doméstico. Una infancia salpicada de drogas, manifestaciones incendiarias, constantes cambios de domicilio huyendo de la pasma… Su viejo, Lenny Snyder, fue un profeta, un líder de personalidad magnética, un iluminado capaz de hipnotizar a las masas con sus eslóganes, un predicador del amor libre, un auténtico revolucionario. Un tipo capaz de nominar a un cerdo para presidente y de organizar una «protesta psíquica» con la que se proponían levantar los cimientos del Pentágono a ocho metros sobre el suelo. Pero no supo conseguir el cariño de su hijo y su mujer, a los que siempre trató con desdén.
En la lectura de Revolucionarios era imposible que mi mente no volara de vuelta a uno de mis libros favoritos, Las chicas, de Emma Cline y editado en castellano por Anagrama. Al igual que esta obra, Revolucionarios miente para decir la verdad. Habla de ciertas figuras clave en la revolución social americana contra Vietnam, las revueltas de Chicago en el 69 y la ideología de esta juventud desenfrenada que vio sus sueños representados en Woodstock, pero sin nombrarlas directamente. Eso convierte a este libro al mismo tiempo en un ensayo histórico y en una novela fuertemente influenciada por la escuela americana de autores como Don Delillo o Jonathan Franzen. La narración de Freedom acerca de su padre es descorazonadora, pues lo que subyace a todo el contexto histórico es el abandono de un niño, el crecer sin padres, los embustes y las contradicciones que todo movimiento mesiánico sufre… Algo que no queda tan lejos de la propia novela de Cline y la historia de la familia Manson que cuenta.
Para ello, la narración que presenta Joshua Furst es dinámica, llena de fuerza, saltando a lo largo de la infancia de su personaje principal y dejando que sean ciertos hechos sociales de las varias décadas que abarca los que nos den contexto de cómo funciona el mundo actual. De aquellos barros, estos lodos. Y la reflexión que ofrece Furst sobre la sociedad americana es a un tiempo optimista y pesimista: sorprende que una novela sobre el movimiento hippie sea tan cínica, pero al terminar su lectura y reflexionar sobre lo que nos ha contado, es imposible no darle la razón. Tras la mascarada de color antibelicista se encuentran otras terribles verdades, y tras todo gran hombre, tras toda leyenda, se encuentra la ineludible verdad.
Ácida y rápida como una pistola automática, así que es podríamos definir esta enésima vuelta sobre la mentira del Sueño Americano, que sin duda goza de mayor talento narrativo que otros desastrosos intentos que me he ido encontrando. Eso sí, a veces su lectura se vuelve algo dispar, saltando entre hechos poco inspirados, pasajes que suenan a relleno y conclusiones algo erráticas, donde parece que el autor teme mojarse en las problemáticas que expone. No sé si estamos ante la mejor obra para estudiar el movimiento hippie (y viendo el año de nacimiento del autor, tampoco es que él pueda hablarnos con conocimiento de causa más allá del puro estudio académico o anecdótico), pero sí que estamos ante un ejemplo de clásica novela americana de manual con un interesante punto de partida y una documentación histórica rica y efectiva. A uno le dan ganas de salir corriendo a comprar un vinilo de Jefferson Airplane tras la amena lectura. Respira hondo, lector, pues la lectura de Revolucionarios ataca tantos frentes del mundo actual, o más concretamente, de los cimientos de lo que hoy conocemos como globalización, que uno necesita pararse a pensar tras cada capítulo. Igual que en otra gran novela americana, Moby Dick, es la presentación del personaje protagonista lo que declara las intenciones de este narrador descreído, amargado y cínico ante un movimiento libertador que hizo prisioneros:
Llámame Fred. No soporto que me llamen Freedom. Eso de ponerme “libertad” de nombre es una gilipollez que se le ocurrió a Lenny para conseguir que la gente como tú no parase de hablar de él. Y funcionó. ¿No?
Joshua Furst nació en Colorado en 1971, y pasó gran parte de su vida en el Wisconsin rural. Su primera novela, The Sabotage Café, fue incluida en las listas de los mejores libros del año 2007 y le hizo merecedor del Premio Grub Street de Ficción. También es autor del aclamado libro de relatos, Short People.
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