El pasado martes, durante un evento literario que recordaba el fallecimiento de Johannes Gutenberg un 3 de febrero de 1468, la Plataforma de Afectados por el Crecimiento de la Oferta Literaria (PACOL), hizo pública una carta en la que demandaban al gobierno más tiempo para la lectura, bajo la premisa de que la oferta literaria sigue aumentando pero el tiempo libre permanece constante.
Desde esta asociación se lleva años demandando más tiempo con el objetivo de que sus miembros puedan cubrir la creciente oferta literaria que se acumula año tras año. “Si los lectores ya se sentían agobiados al no poder leer a los clásicos hace apenas unas décadas, la continua producción de nueva literatura les está pasando factura”, en palabras de Julia García Llamas, presidenta de la PACOL.
Desde la PACOL señalan que la lectura es una de las actividades de ocio preferidas por sus socios, y presentan datos del barómetro de junio de 2018. En esta encuesta se realizó la pregunta “En general, ¿en qué suele emplear su tiempo libre, en los días de diario y fines de semana?”. Leer es una de las respuestas más frecuentes, junto a ver la televisión, pasear o pasar tiempo con amistades.
Como puede verse en la gráfica inferior, extraída del informe oficial ‘Panorámica de la edición española de libros 2017. Análisis sectorial del libro’, publicado por el Ministerio de Cultura y Deporte en 2018, la producción literaria no ha bajado de unos 75.000 títulos anuales de media, con picos de 90.000 nuevos títulos anuales, mientras que la semana laboral de 40 horas data de abril de 1919.
Si bien es cierto que “tan solo una fracción ínfima de las publicaciones merecen atención, y solo unas pocas consideración de títulos relevantes”, en palabras de Julia García Llamas, “cada año cerca de una decena de libros se consolidan como de culto”. De ellos, entre una quinta parte y dos tercios envejecen bien, “sumándose a la lista de libros recomendados”. Pero el tiempo es finito.
El tiempo de ocio de los españoles durante el año 2010, según el Eurostat, ascendía a 5,2 horas diarias, una cifra que lleva años congelada. El aumento de la productividad debida a la penetración de internet, la digitalización y la robotización, o tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, no parecen haber dado más tiempo a los ciudadanos, a quienes les falta tiempo para leer.
En su escrito al gobierno, la Plataforma de Afectados por el Crecimiento de la Oferta Literaria ha remarcado varias exigencias básicas, como son la reducción de la jornada laboral a 35, 32 o 30 horas, según el sector, así como el fomento de redes de transporte público que faciliten la lectura durante el trayecto. También el fomento real del teletrabajo.
Una parte significativa de la población se ve obligada a hacer uso del transporte privado hasta su lugar de trabajo por falta de medios públicos, por lo que el tiempo de desplazamiento se convierte de facto en tiempo de lectura perdido. La movilidad autónoma aún queda demasiado lejos, y actualmente los españoles perdemos 17 horas al año metidos en atascos para ir al trabajo, además del trayecto.
“Como consecuencia, los lectores se ven desbordados ante una lista de títulos crecientes del todo inabordables ante la pasividad de la administración”, sentencia García Llamas, crítica con el mutis e inacción de los gobiernos a los que se han dirigido desde su formación. “Tan solo pedimos más tiempo para enriquecernos culturalmente, de acuerdo al crecimiento de dicha cultura”.
Desde la PACOL son conscientes de que el tiempo total es limitado, y no esperan el escenario utópico en que la lectura abarque todo el tiempo del día no ocupado por satisfacer las necesidades fisiológicas básicas, pero exigen la toma de medidas políticas para, dentro de las posibilidades de la oferta laboral, repartir el trabajo y aumentar el tiempo libre de los trabajadores que pretenden leer.
Recientemente, la Plataforma de Afectados por el Crecimiento de la Oferta Literaria ha formado alianzas con varias asociaciones que demandan el reparto del trabajo restante de la automatización, a fin de que una baja demanda de trabajo total no afecte negativamente al grueso de la población. Al respecto, Julia García Llamas ha comentado que “todos los datos nos llevan en esta dirección”.
Si has llegado hasta aquí hay dos posibilidades: que te hayas creído lo de arriba o que no lo hayas hecho. Tenemos malas noticias, la PACOL no existe (aún), aunque no nos extrañaría nada que alguien trabajase por constituir una sociedad así. Si como lector sientes con frecuencia que te falta el tiempo para leer todo lo que hay escrito, y ves cómo tu lista de deseos aumenta mes a mes, considérate socio. Las cifras del artículo existen y son correctas.
Imágenes | JoelValve
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