Vanesa Paredes González nació en Madrid en el año 1981. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su andadura profesional como redactora de informativos en Televisión Española y Antena 3 Televisión. Actualmente compagina la corrección de textos literarios de otros autores con la creación de los suyos propios.

En 2018 publicó algunos de sus poemas de la serie “Poemas desgarrados” en antologías poéticas colectivas; así como la primera edición de “Gabriel” (primera parte de la trilogía Inger) con gran éxito de lectores y de crítica a nivel mundial; motivo por el cual, en sólo cuatro meses, vio la luz una segunda edición. En 2019 publicó la segunda parte de la trilogía Inger, titulada “El tipo del abrigo gris”. Resta por publicar la tercera parte, que se titulará Sofía y cuyo primer borrador ya está terminado.

En el blog de Vanesa encontramos la siguiente frase: blog creado para los amantes de la literatura

¿Cuándo fue la primera vez que te interesó la literatura?

Desde que la conocí en la escuela, fue amor a primera vista.

¿Cuál fue el primer libro que te voló la cabeza?

El Lazarillo de Tormes. Fue un libro que nos encargaron leer en el colegio, creo que en séptimo u octavo curso (hice la EGB) Tanto la historia como las enseñanzas me resultaron fascinantes, supongo que, en gran parte, debido a mi edad de entonces.

¿Qué fue lo primero que escribiste?

Poesías y relatos para los concursos literarios de la escuela. Nunca gané ninguno. Menciono esto porque durante años me hicieron creer que no tenía talento literario y eso provocó que, hasta los 32 años, no me decidiera a escribir mi primera novela. Esto tiene más importancia para mí de la que puede parecer a primera vista. Me explico: ser escritor profesional (que publica sus libros, para que nos entendamos) es comparable a una carrera de fondo, no puedes pretender hacer un libro magnífico en tu primera novela (me refiero a tu capacidad de expresarte por escrito, no a la de crear una historia bonita que llegue al corazón) porque careces de experiencia, eso quiere decir que cuanto antes comiences a publicar, más posibilidades tendrás de convertirte en tu mejor versión como autor literario.

¿Sobre qué temas te gusta escribir?

Sobre todo lo que tenga que ver con la observación del género humano y, por supuesto, la introspección, lo que me ofrece un abanico infinito de posibilidades.

¿Cuál es tu género favorito? ¿Por qué?

La novela distópica (aunque cada vez albergo más dudas sobre lo que se considera como tal) El libro 1984 marcó un hito en mi vida ( entonces tenía 19 años): la diferencia entre la literatura benevolente con la estupidez humana y que pretende abrirte los ojos de manera efectiva, es decir, “golpeándote donde más te duela”.

¿Quién es tu autor favorito? ¿ Por qué?

Si me tengo que decidir por uno, sería por el español Miguel Hernández. Tengo absoluta debilidad por sus escritos, por tres motivos fundamentales que, en definitiva, son el mismo:  fue capaz de crear poesía de la que te llega al alma y se queda directamente en tu corazón ( como autora la poesía me resulta un género complejo, que respeto muchísimo y cuyas posibilidades superan, de lejos, las del resto del géneros literarios) usando un vocabulario que cualquiera puede entender. 

¿Qué es lo que te gusta del terror, la ciencia ficción y la literatura fantástica?

No me gusta el género de terror por una razón: todo lo que tenga que ver con crear miedo en el lector está lejos de mis aspiraciones literarias, como también lo está de mis preferencias lectoras. Para mí la Literatura tiene que ser útil, aunque sea como entretenimiento, nunca perjudicial para la mente del lector.  La ciencia ficción tampoco es uno de mis géneros favoritos pero, de ella valoro, sobre todo, la capacidad creativa del autor para escribir un libro de ese género. De la literatura fantástica admiro la capacidad de describir personaje y situaciones de sus autores. Traspasar al papel lo que imagina tu mente es harto complicado para mí; de hecho, es lo que más tiempo me lleva cuando tengo que describir “escenas paranormales” en mis novelas de forma creíble y gráfica. 

¿Cómo es tu proceso de escritura?

Cuando tengo una idea la anoto en algún cuaderno o un folio. Después medito durante días sobre las posibilidades que tendría de ser trasladada a un libro. Si decido que es digna de una novela, entonces estructuro la historia por capítulos, en los que incluyo un par de frases que resumen el acontecimiento principal de ese capítulo. Si esa estructura-resumen me convence, entonces empiezo a redactar el primer borrador.

¿Cuál es para vos el futuro de la escritura y la literatura?

Espero que sea mejor que lo que tengo en mi cabeza, pues estamos ante un boom de libros que no pasan el mínimo filtro, sobre todo por la posibilidad que ofrecen gigantes como Amazon de enviar un manuscrito y venderlo bajo demanda, de las editoriales de autoedición, que por un módico precio imprimen casi lo que sea, y de todas las tradicionales que nacen a diario en el mundo con aspiraciones de convertirse en un negocio rentable sin manejar el mundo editorial. Eso está provocando que cada día se publiquen miles de libros de personas que “quieren cumplir su sueño” a costa de no respetar los principios básicos de la literatura, relegando este mundo al “todo vale” que tanto daño le hace. Si no respetamos al lector, pagaremos las consecuencias, que ya se están dejando ver, de una caída en picado de la venta de libros. El lector paga por un libro, poco o mucho, y hay que respetar su dinero y, sobre todo, su tiempo, si no queremos perder nuestra única posibilidad de sobrevivir. Del mismo modo, considero que la literatura sobrevivirá a cualquier escenario histórico por un motivo fundamental: siempre habrá quienes necesiten escribir y, por supuesto, también quienes amen leer, ambas son innatas en la especie humana; mientras existan personas, siempre existirá la literatura, aunque sea minoritaria.

¿Hay alguna anécdota relacionada con la escritura y la literatura que te gustaría compartir?

Pues hay una que me gusta contar por la utilidad que puede tener en cualquiera que quiera cumplir un sueño profesional o personal (los sueños se consiguen a base de trabajo y persistencia, no de esperar a que la suerte te visite). Nunca sabes lo que te deparará la vida, todo tiene su lado bueno, aunque sea muy muy difícil de ver cuando ocurre. Me explico: a los 27 años realicé una oposiciones para convertirme en parte de la plantilla de Televisión Española como redactora de informativos, ya que había trabajado durante dos años como tal.

En el examen teórico saqué una de las mejores notas de los 9500 opositores que se presentaron, quedando en el número 20 para recibir plaza entre las 160 disponibles ( porque estudie mucho, insisto en que la varita mágica no funciona), de modo que el tribunal tuvo que ponerme un cero en la parte práctica para poder quitarme la plaza que ya tenían asignada a otra persona menos estudiosa, pero con algún “amigo influyente” dentro del ente RTVE (como decía, después de dos años renovándome contratos de 6 meses, el tribunal decidió que era extremadamente inútil redactando una noticia).

Por supuesto, lloré lo mío, tras lo cual denuncié ante los tribunales el “atropello”; por supuesto, la juez no se atrevió a darme la razón. Como consecuencia de ello, tuve que recorrer otras cadenas de televisión nacionales (que sorprendentemente quisieron contar conmigo para sus informativos, a pesar de mi inutilidad como periodista) en las que encontré muchísimas más dificultades para poder quedarme en la plantilla (de nuevo, otros jóvenes contaban con “amigos influyentes” para quedarse fijos a trabajar).

Y me quedé en paro. Y me gustaba tanto trabajar como periodista (y sabía que era buena en ello) que durante un tiempo insistí en buscar trabajo según mi experiencia profesional. Y no lo encontré ( mientras trabajé como secretaria y administrativo de varias empresas, porque, sorprendentemente, seguía necesitando comer) Y de nuevo me quedé sin trabajo (aún llorando, de vez en cuando, por la plaza que me había quitado y por la seguridad profesional y económica que me arrebataron) Y entonces decidí que, para no volverme loca en casa, tenía la posibilidad de escribir el libro que siempre había soñado, y comencé a hacerlo (como sabéis, escribir es súper terapéutico). Y cuando acabé el primer borrador me di cuenta de que no podía quedarse en un cajón de escritorio, y me lancé a buscar agente literario (no lo encontré, pero eso ya es otra historia).

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