Ira Frederick Aldridge

Ira Frederick Aldridge

   Si bien es cierto que en las obras de Shakespeare no abundan los papeles de personajes negros, los hay. Y el más célebre de todos ellos es, sin duda, Otelo. Cuando el drama fue representado el 1 de noviembre de 1604 en el palacio de Whitehall de Londres, el papel de Otelo fue interpretado por Richard Burbage, un actor blanco que llevaba la cara pintada con maquillaje negro. Utilizar un actor negro en ese momento era totalmente imposible, no solo porque no existieran actores de color en la Inglaterra isabelina, sino más bien porque las convenciones del teatro de la época directamente les impedían actuar.

   Habría que esperar más de doscientos años para ver al primer actor negro interpretando el personaje de Otelo, en concreto al afroamericano Ira Frederick Aldridge. Nacido en Nueva York en 1807, Aldridge emigró a Inglaterra con solo 17 años, y llegó a convertirse en un prestigioso actor especializado en obras de Shakespeare. En 1826 Aldridge interpretó a Otelo en la que es la primera actuación de un actor negro en una obra de Shakespeare de la que se tenga constancia. Maquillado y con peluca, además de este personaje el actor consiguió interpretar papeles en otras obras como en Macbeth o en Ricardo III.

Aldridge caracterizado como Otelo

Aldridge caracterizado como Otelo

   Como cabía esperar del Londres de la primera mitad del siglo XIX, epicentro de muchos de los defensores de la esclavitud, la existencia de un Otelo verdaderamente negro no pasó desapercibida. La prensa no dudo en poner en marcha una flagrante campaña de racismo en contra del actor. El diario El Ateneo llamó la atención sobre el hecho de que la actriz Ellen Tree, caracterizada como Desdemona, era «manoseada por un negro» en una representación de Otelo en el Covent Garden de 1833. Ocho años antes el periódico The Times había sido igual de mordaz declarando que «debido a la forma de sus labios le es totalmente imposible pronunciar bien el inglés».

   Odiado en la capital, Aldridge se vio obligado a recorrer las afueras de Londres, ganando aplausos en Manchester, Sheffield, Newcastle y Liverpool. También decidió probar suerte fuera de Gran Bretaña, actuando con bastante éxito en Irlanda, Berlín, Estocolmo, Bruselas, Viena, Constantinopla y San Petersburgo. En una actuación en Rusia en 1863, el poeta y novelista francés Théophile Gautier señaló que el papel de Aldridge fue «Otelo mismo, como si Shakespeare lo hubiera hecho para él … tranquilo, reservado, clásico y majestuoso ha creado».

   Tan venerado fue Aldridge en Europa que cuando murió a los 59 años, el 7 de agosto de 1867, mientras estaba de gira en Lodz, Polonia, se le dio un funeral de Estado, cumpliendo así ese dicho de que nadie es profeta en su tierra.

Comentarios

comentarios