humor absurdo

Recuerdo ‘The family learning channel’ con muchísimo cariño. No hacía tanto tiempo que internet había pasado a formar parte de mi vida, y Don Hertzfeldt había logrado que el agua que bebía se me saliese por la nariz. Bauticé mi barba al tiempo que el humor absurdo me bautizaba a mí. El vídeo abría con una banda sonora clásica para pasar a una sucesión de cortos animados cada uno con menos sentido que el anterior. Era 2008 y yo acababa de nacer de nuevo.

Si el primer corto consistía en una banana anunciando que era una banana, el último mostraba un tornado de papel que destruía el universo animado donde estos pintorescos personajes existían. Nada tenía sentido, pero no importaba. Buscarlo no era viable. Encontrarlo era un imposible. Pero no consistía en eso. Había que relajarse, disfrutar del paseo. Observar con una sonrisa difícilmente disimulable y lágrimas en los ojos cómo una nube se desangra hasta morir.

El humor absurdo, en ocasiones violento, no es para todo el mundo. A menudo he recibido el rechazo de amistades al considerar el chiste “demasiado algo”. Demasiado duro, demasiado escatológico, demasiado negro. No es fácil acertar con el absurdo.

Tampoco es fácil acertar a evacuar en un retrete mientras te mantienes en posición horizontal sobre el mismo. Para visualizarlo, comparto con vosotros la escena, que tengo marcada a fuego en la retina. Corría el año 2014, y Mierdecitas me volvía a arrastrar a este universo tan caótico que es el humor sin sentido.

Con Héctor Bometón aprendí a clasificar este tipo de humor y su taxonomía. Detrás llegaron (para mí) las desternillantes escenas de OhMyLoving, que lograba con un sutil cambio de paradigma poner el mundo patas arriba. El marco se había vuelto contenido. El humor nacía de la falta de estructura. Se reía de ella.

Una vez dentro, es fácil, muy fácil, perderse en cualquier rincón. De Bometón salté al mencionado Miguel Noguera con su ‘Ultraviolencia’, y de este pasé a PBFComics. La comunidad bíblica de Perry (The Perry Bible Fellowship, abajo) es uno de los mayores exponentes de lo que uno consigue cuando el marco de referencia se tambalea y todo vale.

PBF humor absurdo

Y cuando los amantes del humor absurdo decimos que todo vale, lo decimos en serio. De otro modo habría sido inviable que un cómic llamado ‘Cyanide and Happiness’ (Cianuro y Felicidad) hubiese triunfado como lo hizo, con canal de YouTube y todo y, con frecuencia, con contenido muy poco apropiado para un público en abierto.

Aunque supongo que a estas alturas del artículo la falta de tacto y líneas rojas se da por supuesta. Pero, ¿hace falta mutilar, robar o prostituir para que el humor absurdo sea gracioso? ¿Es necesario humillar a alguien o partirle por la mitad para desatar la risa del observador? En realidad, ‘basta’ con destrozar su marco de razonamiento, lo que a menudo requiere todo lo anterior, y más.

Realizar una lista completa de la ingente cantidad de autores que me han arrancado una sonrisa y me han dado flato de la risa resulta inviable, amén de la pereza. Y como tampoco merece la pena detenerse en la evidente tara mental de los mismos, su notable falta de empatía o su pobreza altamente probable, salto directamente a mi última y recomendable adquisición.

En lugar de levantarme y echar un vistazo a la estantería, señalaré mi último descubrimiento: José Tomás con ‘¡Sé que estáis ahí!’, un pequeño libro que me llegó envuelto en cartones de cereales infantiles y de envíos de Amazon (pero enviado por correo ordinario). Supongo que el artista es como es, y que tampoco se puede pedir mucho más.

por que gusta el humor absurdo

Humor absurdo envuelto en humor absurdo. Parece lo indicado, motivo por el que dejo el artículo sin terminar y con una disculpa por violación del copyright.

 

Jose Tomás, no me denuncies por no pedirte permiso para hacer estas fotos.

Comentarios

comentarios