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La presentación del iPhone, el 9 de enero de 2007, marcó un hito en el mundo de la tecnología. Pero ese mismo año se presentó otro dispositivo que, aunque no tuviera tanto impacto, se ha convertido con los años en otro de los imprescindibles: el Kindle de Amazon, el libro electrónico que cambiaría para siempre la forma en la que se publicaban y leían libros digitales hasta la fecha. Si bien no era el primer dispositivo pensado para leer libros digitales, sí fue el mejor creado hasta ese momento y supuso un empuje definitivo para que el gigante Amazon, que por aquel entonces ya vendía libros, diera el salto definitivo al mundo digital.

La semilla del proyecto hay que buscarla a finales de 1997, cuando los fundadores de NuvoMedia, Martin Eberhard y Marc Tarpenning, presentaron a Jeff Bezos la idea de un libro electrónico con un prototipo llamado Rocketbook. A Bezos le gustó el proyecto, pero no estaba totalmente convencido, porque quería tener los derechos del dispositivo en exclusiva y los fundadores de NuvoMedia no parecían estar de acuerdo, así que finalmente se lo cedieron al fundador de Barnes & Noble, Leonard Riggio.

Así estuvieron las cosas hasta 2004, año en que Bezos comenzó a planificar una estrategia para conseguir estar al mismo nivel que Apple, que había triunfado gracias al éxito del iPod. Lo que quería Bezos era hacer con los libros lo mismo que Apple había hecho con la música: controlar toda la cadena de producción. No quedaba, por tanto, más remedio que centrarse en los libros electrónicos y había que hacerlo cuanto antes, porque, si no lo conseguían, Apple o Google se harían también dueños de ese sector. De esta forma nació la idea de un e-Reader que no solo permitiera leer libros como se hacía con otros dispositivos que ya existían, sino que obligaba a los editores a adoptar su formato propio. El gran desafío que Bezos tuvo que afrontar era la falta de experiencia en el desarrollo de hardware.

Bezos apostó para este cometido por Steve Kessel, que estaba al fronte de la categoría de libros en Amazon en ese momento. En 2004 Bezos le pidió a Kessel que liderara el nuevo proyecto digital Kindle. Según cuenta Brad Stone en The Everything Store, a biography of Amazon, Bezos se dirigió a Kessel de forma categórica: «Tu trabajo será acabar con tu propio negocio. Quiero que lo hagas como si tu objetivo fuera dejar a todos los que venden libros físicos sin trabajo».

Como Kessel no sabía de la fabricación de hardware, se dirigió a Silicon Valley y comenzó a reunirse con diferentes expertos. Finalmente contrató a Gregg Zehr, ex vicepresidente de ingeniería de hardware en Palm Computer, y más tarde a Jateen Parekh, ex ingeniero del fabricante de decodificadores ReplayTV. Kindle se desarrolló en Lab126 en 2004 con tanto secreto que al principio ni siquiera Zehr y su equipo sabían en qué estaban trabajando (ellos pensaban que estaban desarrollando un reproductor de MP3). En lugar de las tradicionales pantallas TFT o LCD de la mayoría de los lectores electrónicos anteriores, Zehr decidió utilizar la tecnología de tinta electrónica, algo que solo había hecho con el Sony Libre, pero que fue un rotundo fracaso. Diseñado por la empresa británica llamada Pentagram, ese primer Kindle, conocido con el nombre de Fiona, fue pensado para ser un dispositivo con un solo propósito, en lugar de tener diferentes funciones que distrajeran de la lectura. Durante dos años los diseñadores de Pentagram trabajaron en el Kindle, hasta que Lab126 contrató a su propio equipo de diseño y prescindió de Pentagram.

Bezos quería un dispositivo sencillo pero elegante y para conseguirlo fue meticuloso con cada detalle. Le agregó un teclado que fuera más fácil buscar libros y hacer anotaciones. Al parecer, Bezos deseaba que el Kindle fuera una mezcla de teléfono BlackBerry y libro. Durante el proceso de diseño, hubo varios desacuerdos con respecto a la tecnología inalámbrica. Bezos tenía claro que era imprescindible que el dispositivo funcionara con conexión inalámbrica para que los lectores pudieran descargarse fácilmente los libros desde cualquier librería digital. Los diseñadores, en cambio, pensaban que era mejor seguir el modelo de iTunes, lo que requería la conexión con un ordenador.

Después de tres años y medio de trabajo el Kindle estaba listo para ser lanzado. Se suponía que saldría en la en Navidad de 2006, pero Bezos quería lanzar el dispositivo con el catálogo de libros electrónicos más grande hasta la fecha. Convencer a las grandes editoriales para que se unieran fue bastante complicado, pero al final lo logró y el 19 de noviembre de 2007 el Kindle fue presentado en el W Hotel de Manhattan, en Nueva York. Costaba 399 dólares y contaba con un fondo de hasta 90.000 libros electrónicos. Venía con una pantalla de tinta electrónica de seis pulgadas, un teclado completo para facilitar la navegación (la pantalla no era táctil) y entradas para altavoces y auriculares, así como una tarjeta de almacenamiento SD. Además presentaba una conexión inalámbrica. Según Amazon los dispositivos se agotaron en cinco horas y media.

A partir de ahí, a pesar de que Amazon haya diversificado su modelo de negocio más allá de los libros digitales, después de diez generaciones y casi una veintena de dispositivos, Kindle se ha convertido en uno de los buques insignia de la empresa. Y aunque hoy en día tiene competidores muy dignos, sin duda sigue siendo uno de los referentes en el mercado.

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