Imagen vía Pixabay.

En primer lugar necesitamos retrotraernos en cuanto al proceso de las pruebas de la existencia de Dios a lo que ya expresaron los griegos.

Con Anaxágoras el movimiento de las cosas del mundo y el paso del caos al cosmos se explicaba mediante una fuerza exterior y superior a la que llamó mente, el nous y a la que pudo haber identificado con Dios. Posteriormente, con Platón quiero demostrar que algunas de las vías tomistas que luego voy a comentar ya las elaboró él. Por ejemplo, en su libro de las Leyes en el X expone la idea de un motor que se mueve a sí mismo y mueve todo lo demás. O por ej la prueba de la causa eficiente es desarrollada por Platón en el Timeo cuando distingue un cosmos inteligible que no tiene origen y siempre es y el cosmos sensible que depende del principio de causalidad eficiente. El argumento de la contingencia sin embargo no lo trata ya que a los griegos les aterraba la idea de eternidad. Platón cuanto se cuestiona sobre los seres vivos que nacen y mueren no encuentra en ellos la razón de su propio vivir por lo que recurre a la necesidad de una vida inmortal.

El argumento de los grados de perfección sí que lo trata cuando llega a la gradación de las ideas hasta llegar a la idea del bien o de la belleza que podríamos identificar con Dios. Y será Aristóteles el que se preocupe menos por demostrar la existencia de Dios que por pensar en su esencia. El Dios de Aristóteles es más un motor inmóvil como acto puro, sin potencialidad. De todos modos en la Física pregunta Aristóteles por la causa motora y así dirá que puesto que cada móvil es movido por un motor y este por otro y así hasta el infinito tendremos que detenernos y encontrar una causa primera del movimiento y en la Metafísica se preocupa por la causa final y dirá que es necesario que exista una sustancia eterna e inmóvil, habrá algo que mueva sin ser movido, eterno.

A partir de aquí será Santo Tomás, siguiendo las tesis aristotélicas, quien va a recurrir a él como justificación a los principios del cristianismo aunque tenía claro que cuando algo estaba en duda la fe debía prevalecer. Para él Dios es de modo necesario y nosotros somos de manera contingente. Buscó pruebas racionales de la existencia de Dios, vías que partiendo de lo que ya conocemos sin necesidad de la fe, nos hagan llegar a convencernos de que hay ese Dios que la fe revela. Por eso enunció una serie de vías para llegar al descubrimiento racional de la existencia de Dios:

1. la de que todo lo que se mueve debe ser movido por otro hasta llegar a algo que se mueva por sí mismo,

2. la de que todo lo que tiene causa nos remite de una a otra hasta algo incausado,

3. la de que todo lo que puede existir o no existir recibe su existencia de algo más necesario y finalmente de algo que ya es necesario en sí mismo y no sólo posible.

4. la de que todas las perfecciones relativas que conocemos por ej más o menos sabio o bueno, o fuerte exigen algo que sea perfecto en grado sumo.

5. la de que todas las cosas naturales aunque no posean inteligencia están orientadas por su constitución hacia un fin que debe haber sido determinado por algo inteligente que las ordena.

Sus pruebas también son válidas para probar la existencia de cualquier otra divinidad. HOY DÍA HA VUELTO A APARECER LA IDEA DE UN DISEÑO INTELIGENTE DE LOS SERES VIVOS QUE ALGUNOS OPONEN A LA TEORIA DE LA EVOLUCIÓN DE DARWIN.

Imagen vía Pixabay.

Y pasamos al empirismo de Occan, franciscano y perseguido por autoridades religiosas de su época, para quien el origen de todo conocimiento es la experiencia; sólo podemos saber aquello de lo que tenemos evidencias básicas aportadas por los sentidos. De lo que no tenemos experiencia sensorial, por ej de Dios o de los dogmas religiosos no podemos decir que lo conozcamos realmente. Para Occan la fe sigue su camino y la razón el suyo, el de la experiencia.

Y el racionalista Descartes parte de que lo único seguro era la duda misma. Y si dudo es que estoy pensando. Y si pienso eso demuestra que existo. Soy entonces una cosa que piensa y duda, pero lo que ya es seguro es que soy. Si la evidencia de que existía ya le resultaba irrefutable y clara, ese criterio de claridad y evidencia le podía servir para identificar otras verdades igualmente ciertas que la de su existencia. Por ej estaba lleno de ideas que le venían de sus sentidos, del mundo de las cosas, quizás incluso de los sueños. Pero tenía la idea de la perfección absoluta y esa idea no podía haber surgido de nada de este mundo, donde todo es imperfecto, de modo que la idea de perfección hace evidente y clara la existencia de un ser absolutamente perfecto al que llamamos dios. Si Dios existe y es perfecto tiene que ser bueno porque la maldad son imperfecciones. De modo que Dios es el que iba a evitar que un demonio me tomara el pelo.

En este sentido, Spinoza sostiene que todo lo real está formado por una única sustancia, causa de todo lo que existe y no causada a su vez por nada a la que podemos llamar Naturaleza o Dios.Y será Leibniz el que va a creer en un orden del mundo pero no geométrico y necesario como el de Descartes o Spinoza sino espontáneo y libre. Y aunque cuando realizamos una mirada superficial todo puede parecer caótico en realidad todo el Universo responde a un propósito y Dios es el diseñador secreto y voluntario de ese orden. Para Dios no existe la necesidad porque es infinitamente libre, sino posibilidad, el decir el conjunto de alternativas entre las que su voluntad elige. Y como además de omnipotente es bueno el proyecto de Universo que ha realizado es el mejor de todos los posibles. Pero yo le digo ¿y cómo va a ser este mundo lleno de guerras y enfermedades el mejor posible? Y él me contestaría: Sí lo es para quien considera la totalidad, lo mismo que un cuadro que incluye sombras y luces. Dios nos podría haber hecho a todos los seres humanos buenos, pero eso les hubiera robado su libertad. Es mejor ser libres. La posibilidad del mal mejora el mundo.

Pascal dirá que como no podemos evitar los males como la muerte o el dolor, la mayoría de los hombres se refugian en la diversión. Pero según él tenemos que quedarnos a solas con nosotros mismos y pensar verdaderamente en lo que podemos esperar o temer. Y aquí interviene la fe, en un dios salvador. El creyente se apuesta su vida a que Dios existe y que la religión puede rescatarle de la muerte.

Por su parte Hume supone el origen de la religión en el politeísmo, es decir dirá que los hombres nos inventamos una serie de entidades fantásticas para explicar los fenómenos de la naturaleza. Como nuestra vida está llena de incertidumbre y nunca sabemos si podemos conseguir lo que queremos, nos inventamos como unos interlocutores mágicos a los que rogar pidiendo ayuda.

Así llegaremos a Kant, el filósofo más importante de la Ilustración, quien mantendrá que puesto que el instrumento de la filosofía es la razón por lo tanto es necesario hacer un uso crítico de ella y convertirla como en juez de sí misma. El gran tema de la filosofía es el ser humano. Tiene claro que la razón no se resigna a trabajar solo con datos sensoriales y quiere ir más allá. Así la idea de Dios es una aspiración de la razón, como a volar más lejos de lo que la experiencia aporta. Para Kant la verdadera moral no actúa en espera de premios o castigos. En La “Critica de la Razón Pura” Kant nunca negó la inmortalidad del alma o la existencia de Dios. Se limitó a establecer que el alma y Dios no son asequibles al conocimiento científico, objetivo, el alma y dios no son fenómenos que se den en la experiencia. De este modo señala que el lugar para tratar estos temas será en la razón práctica y dirá que en lo que se refiere a la existencia de Dios en él encontramos el lugar, la realidad donde el ser y el deber-ser se identifican y en quien se da una unión perfecta de virtud y felicidad.

Para Kant nada podemos conocer sobre si Dios existe ya que supera lo que nuestros sentidos aportan a nuestro conocimiento. Es inadmisible para él la pretensión de imponer creencias a los demás. Pero la esperanza no puede ser descartada. EN ESTO SE PARECE A NIETZSCHE. KANT INTENTÓ SEÑALAR TANTO LA CAPACIDAD COMO LOS LÍMITES DE LA RAZÓN y establecer la autonomía ética de las personas.

Por su parte, Shopenhauer dirá que Kant tenía razón ya que conocemos apariencias, fenómenos, no las cosas en sí y mucho menos a Dios. Y un discípulo de Hegel, Feuerbach, afirmará que Dios está realmente en lo finito que es el hombre. Dirá que el dios de los cristianos es un ser humano idealizado. Luego Marx dirá que todo pensamiento comienza por la crítica a la religión. Pero le refuta a Feuerbach que “hasta el momento los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de cambiarlo” Marx , como Platón, quiere utilizar su reflexión para emprender una mejor organización de la sociedad.. si la filosofía no tiene efectos prácticos, revolucionarios será otra modalidad de opio del pueblo como la religión.

Kierkegard llegará a la conclusión de que no podemos comprender a Dios con la razón pero que puede salvarnos de la angustia.

De este modo llegamos a nuestro punto final a Nietzsche, el cual contempla el mundo como una realidad caótica y atroz, llena de dolor y carente de piedad, sin un sentido ni una finalidad superior y armoniosa. En esto sigue a Schopenhauer y en lo que luego dirá Darwin que acaba con la superstición de que el funcionamiento de los seres naturales responde a un plan creador. Lo que hay es una selección marcada por la supervivencia de los mejor adaptados. Pero para Nietzsche había que aceptar la vida tanto en las alegrías como en las penas. Se trata de amar la vida, frente a los enfermos mentales, como el doctor en la película, que no pueden soportarla. Pero hay que cambiar nuestros valores morales, basta ya de resignación cristiana, de ensalzar al débil ya que los valores deseables son la fuerza, el orgullo. EN ESTO SE INSPIRÓ EL NACISMO ALEMÁN. El fuerte y valeroso que confía en su cuerpo y no cree en el más allá no es culpable de la envidia de los débiles. Para Nietzsche existe la capacidad de la voluntad de poder, la capacidad de ir más allá de uno mismo por medio de la creación, incluso para inventar algo mejor. Más allá del hombre está el superhombre, capaz de vivir sin creer en recompensas de otro mundo, de un Dios. El hombre mismo es el creador. El superhombre acepta el eterno retorno de cada momento.

Comienza diciendo en su libro de “La Gaya ciencia” que el más grande de los acontecimientos de los últimos tiempos es que Dios ha muerto, que la fe en el Dios cristiano ha perdido toda credibilidad. Es la victoria del ateísmo científico. La muerte de Dios significa el gran derrumbamiento, un vacío desolador, un espacio sin esperanzas, sin rumbo. Por eso ·”la escritora alemana” recurre al doctor, para que le devuelva la esperanza, posiblemente la fe. ¿? Dirá que Dios está muerto pero su sombra es larga. Por eso necesita del superhombre para borrar las huellas de Dios. El superhombre es el único que puede sobreponerse a la muerte de Dios. Dirá que a la desvalorización de todos los valores debe seguir un movimiento contrario, una transmutación, “en lugar de viejas tablas de valores, tablas nuevas” como dijo en Zaratustra. ¿ Y qué valores deben ser? Pues en ningún caso los metafísicos, morales o religiosos que son todos los enemigos de la vida, sino los valores vitales, los impulsores de la vida. La respuesta al nihilismo será la teoría del eterno retorno, es su superación. Una vida inagotable, en eterno nacimiento y muerte, en eterno retorno, una voluntad de poder expresada siempre de nuevo en la vida, es como un devenir sin cansancio. Pero Nietzsche no solo se siente a la vez como despedazado y a la vez generador de vida sino también como el crucificado, como Dios mismo. El eterno retorno le sirvió como sustitutivo de la religión. Nietzsche creo que no trataba de probar la existencia de dios sino de refutar la fe en Dios pues para él lo mismo que para Feuerbach, Marx y Freud la fe en dios queda liquidada con tan solo preguntar por su origen. Para Nietzsche la fe en dios nace de dos fuentes: del sentimiento de poder y del sentimiento de impotencia del hombre. Vivió solo consigo mismo, en un reino de sombras, ciego. Un hombre que predica la doctrina del superhombre, de la vida y que vive fracasado, fuera de la realidad de su tiempo, un hombre enfermizo y delicado y sin embargo que desprecia a los inferiores. ¿UN PROVOCADOR?

Comentarios

comentarios