Heidegger en 1960 (Fuente).

Partimos de la definición simplista de que la Metafisica es lo que está más allá de la Física. ¿Se refiere entonces a cosas que están más allá del mundo de lo real como Dios? ¿Dios es un ente y son los creyentes los que le hacen ser? ¿Por eso cuando Nietzsche anuncia la muerte de Dios y llega a su nihilismo, se produce también la muerte de la metafísica?

De todos modos, cuando habla de la subjetividad incondicionada  ¿se refiere a un sujeto que piensa por sí mismo, sin depender de nada? Este entonces sólo podría ser como la causa incausada de Santo Tomás, o sea Dios. Y cuando habla de la subjetividad desencadenada se referirá a la nuestra, la de los seres creados o, al menos, producto de la evolución. También me planteo si… ¿El sujeto absoluto de Hegel es también Dios? Prefiero quedarme con Nietzsche ya que con él el sujeto, o sea tú y yo, somos los que le damos sentido a las cosas.

Algunos entes como Dios, la substancia, el alma, son solo eso : entes que confundimos con el ser. Entes que hacen que nos olvidemos del ser. La verdadera metafísica se refiere al ser, la onto-logía (segun Heidegger) a los entes, entre ellos Dios (Teo-logía).

Hemos olvidado el ser que se oculta en las cosas porque nos hemos conformado con las meras cosas, con el pensamiento que las refiere (adaequatio intellectus et rei) o con algunos de esos entes supremos como Dios. La verdad no es estática, sino procesual y se desvela, y se descubre, aunque lentamente. Conservar la pregunta por el ser hace que no nos olvidemos, que no nos conformemos con respuestas incompletas. Tenemos que asumir la pregunta y vivirla sin angustia. En realidad me lleva a un sentido benévolo y amoroso que me integra con las cosas. Entonces… ¿Cuándo Heidegger se angustia por su ser esto se parece a la angustia vital de Unamuno, a la de Shopenhauer?

Para responder a estos interrogantes tendremos que preguntarnos con Heidegger ¿Por qué hay algo y no más bien nada? Partiendo de que hay algo tendremos que responder por ello. Lo que hay es Ser. La filosofía, dirá Heidegger, tiene que preguntarse por el Ser y lo que él descubre es el “Ser-ahí” (dasein, en alemán), el hombre que está en el mundo y se pregunta por el ser.

Tenemos ya claro que no partimos, como en Descartes, con el “pienso luego existo”, de la subjetividad, de la interioridad del hombre. En Descartes hay cosas externas porque yo las pienso. En Heidegger, al igual que en su maestro Husserl, hay una relación sujeto-mundo que es indisociable. La conciencia va más allá de sí misma, no reside en sí misma como en Descartes. Por eso, posteriormente Sartre va a decir que el hombre es nada.

Llegados a este punto, necesitamos de las reflexiones de la filosofía griega y así Heráclito, con su teoría del “panta rei”, con el devenir, no llegó a excluir el Ser. Hay devenir pero nunca éste equivalía a la nada. Defendía que el cambio y la tensión son esenciales para la existencia del Uno. Parménides, por el contrario, afirmó el Ser hasta la negación del devenir, proclamando que el cambio y el movimiento son ilusorios. Los sentidos nos dicen que hay cambios, pero la verdad tenemos que buscarla no en los sentidos sino en la razón, en el pensamiento.

Platón va a unir las dos teorías y dirá con Parménides que los objetos de la percepción sensible no son objetos de conocimiento verdadero ya que están sujetos al devenir heraclitano. Los objetos del verdadero conocimiento tienen que ser estables y eternos como el ser de Parménides, pero no materiales como él los entendía sino inmateriales, formas ideales, organizadas jerárquicamente y que culminan en la idea del Bien.

Sin embargo, para Heidegger el hombre no es realidad sino posibilidad. El hombre establece las relaciones en un mundo lleno de cosas, tienen el valor que el uso del hombre les va a dar, sus fines. Si no hubiera petróleo en Irak, EEUU no estaría allí. EL HOMBRE ES EL QUE DA SENTIDO AL MUNDO. Sin el hombre no habría pregunta por el ser. Un animal o una cosa no se preguntan por el ser. Pero… ¿Por qué el ente humano ha olvidado al ser? Pues porque el hombre olvida al ser para consagrarse al dominio de las cosas; hemos olvidado lo trascendente y nos vamos a lo práctico. De este modo, el “dasein”, el ser ahí, lo trasladamos a lo que pensamos, como el ente que se manifiesta en cada una de las cosas que realmente existen. Y con ello, podremos incluso pensar en un dios oculto en las cosas, pero no en una unión mística como en Santa Teresa o San Juan de la Cruz, sino en un dios que utiliza cada cosa para manifestarse, que le sirve a todo como su descubrimiento. Pero…¿Se trata de un dios como creador de la realidad o de un dios como descubridor, es decir al servicio de una realidad que ya estaba ahí, como el “dasein”?

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