Seguimos con la tercera y presunta última entrega de esta serie tras haber analizado ya algunas de ellas con anterioridad. Para más información, pueden dar un vistazo a los capítulos anteriores aquí:
Empresas de hoy día que colaboraron en la II Guerra Mundial (I)
Empresas de hoy día que colaboraron en la II Guerra Mundial (II)
Esta vez destacaremos a un protagonista de las noches de ocio y los clubs de alterne, y también ahondaremos en el sector financiero que dio liquidez al Reich para ayudar a construir su malogrado imperio.
Jäggermeister
Aunque popularmente a este licor de hierbas se le atribuye un origen nórdico, lo cierto es que su comercialización nació en pleno III Reich. Curt Mast, cazador avezado y el primero en comercializar la bebida, tomó prestado este nombre de la figura de los guardas forestales, cuya traducción literal vendría a ser «maestro de caza». De ahí que su emblema lo conforme un ciervo con la cruz entre las astas, correspondiéndose con la visión mística de San Huberto de Lieja, patrón de los cazadores.
El producto de Mast no podía encajar mejor con los acordes nazis. Un brebaje inspirado en una receta ancestral alemana que vigorizaba mente y cuerpo, ayudaba a mantener el calor y evocaba una figura tan aguerrida como la del cazador germano. La incipiente empresa vio el filón de negocio, y no dudaron en agasajar a Hermann Göring, dirigente alemán aficionado al monteo, con cajas y cajas de esta poción de los bosques de Sajonia. El Reichsminister quedó encantado con el brebaje, otorgándole publicidad desmedida entre miembros del partido y las tropas. Sin duda, le otorgó el empuje que el Jäggermeister necesitaba. Pronto se hizo popular entre las filas de la Wehrmatch, más durante el avance de la guerra, cuando los medicamentos empezaron a escasear en los hospitales de campaña. El Jägger resultó un buen sustituto de analgésicos, desinfectantes, antitusivo y remedio para afecciones estomacales.
El licor goza de gran popularidad hoy en día, tanto en ambientes más chics como en locales más suburbanos. No obstante, ningún dirigente de la compañía se ha retractado de su pasado de colaboracionismo.
JAB Holding
Puede que este nombre no suene de mucho, pero dentro del conglomerado de empresas de JAB podemos encontrar variedad de marcas conocidas como Calvin Klein, Rimmel, Finish o Calgón.
Sus gerentes durante los convulsos años ’30 y ’40, Albert Reimann y Albert Reimann Jr. se esforzaron tanto por ocultar su pasado que incluso los herederos de su imperio, sospechando de los turbios tratos de su padre y abuelo, hubieron de contratar a un historiador para que investigara sobre su bochornoso pasado.
Quedaron horrorizados al descubrir como sus progenitores abrazaron la ideología extremista de Hitler, donando dinero al NSDAP y a las SS, permitiendo así tener una buena plantilla de mano de obra esclava en sus fábricas. No contentos con ello, los Reimann de la época, justificándose en su superioridad aria, no temblaron a la hora de cometer cantidad de horrendos abusos y malos tratos hacia los trabajadores de su propiedad. Avergonzados por ello, los actuales Reimann publicaron la información encontrada y donaron 10 millones de euros a varias asociaciones de víctimas del holocausto, en su mayoría de Europa del Este.
Chase Bank
Hoy llamado JP Morgan Chase. Uno de los principales accionistas de esta institución financiera, JD Rockefeller, invirtió directamente en experimentos nazis antes de la guerra. Entre 1936 y 1941, Chase y otros bancos estadounidenses ayudaron a los alemanes a recaudar más de 20 millones de dólares para operaciones nazis. Como no podía ser de otra manera, el banco sacó buena tajada de esto. El hecho de que las marcas alemanas utilizan dinero de los judíos exiliados del Reich para financiar la operación no parecía molestar a Chase; de hecho, aumentó su actividad después de la Kristallnacht. Chase también congeló las cuentas de los judíos franceses durante la ocupación de Francia. Un gran negocio
Allianz
El gigante de los seguros reconoció su pasado Nazi y se retractó de él en cuanto la Hakenkreuz cayó en Berlín.
Durante el mandando fascista aprovechó la legislación vigente para disolver cualquier asociación obrera y despedir a trabajadores judíos, colocando en su lugar a miembros del partido. Colaboró no solo asegurando las instalaciones de los campos de concentración, cuarteles y demás bienes del Reich. Embargó inmuebles a los judíos acusándolos de impago (recordemos que muchos de ellos tuvieron sus cuentas bancarias bloqueadas) o amparándose en la ley del año ’33 que regulaba la expropiación de bienes a «los enemigos de la gente y el estado». De la misma manera, «olvidó» pagar los seguros de decesos a clientes que fallecieron durante el Holocausto.
Deutsche Bank
Obrando de manera similar a Allianz, el Deutsche Bank despidió a todos los trabajadores y accionistas judíos en cuanto tuvo oportunidad, y tampoco se hizo esperar a la hora de embargar inmuebles. Tampoco tuvo reparos a la hora de ofrecer ventajosos prestamos a las constructoras que se encargarían del campo de Auschwitz para financiar su construcción. Durante la expansión del Reich, el banco alemán fue el encargado de gestionar los bancos de los países invadidos, como Grecia, Serbia o Checoslovaquia.
Tras la capitulación alemana, el Deutsche fue desmantelado en tres bancos más pequeños, pero acompañando al milagro de la recuperación económica alemana, no tardó en resurgir. En un acto de examen de conciencia, encargó a historiadores independientes la tarea de recopilar todos los archivos y documentos que relacionaban al Deutsche con el Reich y participó en el fondo de compensación a las víctimas que organizó el gobierno alemán el año 1999.
Daimler-Benz
La marca, conocida por la gama Mercedes, fue de las primeras en admitir responsabilidades por colaboracionismo con el Reich y en compensar a sus víctimas. Las fábricas, atestadas de mano de obra esclava, continuaron produciendo automóviles, motores para aeronáutica y tanques, e incluso armas como el famoso rifle mauser. De entre sus vehículos de época, destacamos el Mercedes G4, del cual tan solo se armaron tres modelos. Hitler guardó uno en su colección, y regaló uno a Benito Mussolini y otro a Francisco Franco.
Jonhson & Jonhson
En otra línea de eventos, destacaremos a esta empresa que no tuvo relación con las fuerzas el Eje. La farmacéutica es conocida en la actualidad por su gama de champús infantiles que no pican los ojos. Habría que preguntarles a sus usuarios si esto es cierto, pero lo que sí es indudable es que la compañía tuvo un papel clave durante la contienda. No en la distribución de medicamentos entre las tropas, si no con un pequeño artículo de lo más común en nuestros días pero que aún estaba por inventar: la cinta adhesiva.
¿Cómo llegó una farmacéutica a desarrollar un producto más típico de ferreterías que del ámbito sanitario? Todo partió a raíz de un encargo de la administración estadounidense hacia Jonshon & Jonshon. El gobierno pidió el diseño de un sistema que pudiera cerrar las cajas de munición de manera efectiva, para evitar que el agua de lluvia se colara por ellas y echara a perder los proyectiles. Partiendo del diseño de los esparadrapos, su departamento de I+D añadió varias modificaciones técnicas hasta desarrollar lo que actualmente conocemos como cinta americana.
Con esto termina nuestro curioso listado. Si el lector echa en falta alguna compañía, sírvase de dejar constancia en los comentarios o ponerse en contacto con el autor, ¡siempre puede haber hueco para un nuevo artículo!
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