¿Modificarías tu cuerpo con implantes cibernéticos para seguir siendo competitivo en el trabajo y conservar tu puesto laboral? Esa es la premisa tras SP4RX (2017), de Wren McDonald, una novela gráfica distópica en la que la humanidad ha caído presa de una tecnología que ha dejado de controlar. Pero, antes de contestar a la pregunta, repasemos un par de puntos.

SP4RX Wren McDonald resena

En la actualidad ya es frecuente la formación continua, una suerte de reprogramación cerebral con la que actualizar conocimientos obsoletos. Te sacas el abono transporte o compras un vehículo para poder acceder al trabajo. Tomas cafeína para mantener el ritmo. Haces uso de aplicaciones para ser más competitivo en el trabajo. Enhorabuena, ya eres uno más. Ahora, ¿qué vas a hacer?

Por descontado, el mundo de SP4RX es mucho más siniestro que nuestra realidad parcialmente ciberpunk. De hecho, es ciberpunk del todo, hasta en los colores pseudo-eléctricos de su encuadernación e impresión. En el mundo de Wren McDonald la humanidad vive en megaciudades verticales divididas por niveles en las que los superiores están reservados para los ricos y los inferiores para las máquinas. Una humanidad insensibilizada habita los niveles intermedios.

Esta sociedad sufre de una dolencia por la productividad que las megacorporaciones han sabido aprovechar. El trabajo decrece a medida que la robotización desbanca a los humanos como seres competitivos, y los padres de familia se ven obligados a optimizar sus propios cuerpos para aguantar jornadas maratonianas de trabajo y traer dinero a casa.

El mercado de actualizaciones humanas incluye de todo, desde hardware con el que hacer más cómodo el trabajo físico a paquetes de herramientas como soldadores, más memoria o la capacidad de volar. En el horizonte, sin embargo, hay una nueva tecnología. Una actualización completa. El programa Elpis, una actualización gratuita para “esas molestas desventajas humanas”.

Gracias a Elpis, los humanos podrán seguir siendo competitivos y eficientes. Serán capaces de conservar el trabajo frente a los robos y podrán mantener a sus familias humanas. Pero algo huele a podrido en Structus Industries, la megacorporación tras esta nueva actualización, y SP4RX está a punto de averiguarlo sin querer.

SP4RX es un tipo taciturno y solitario. Un parias social que vive en el nivel para robots, arriesgándose a diario a que los bots exterminadores lo erradiquen a diario. Aunque como bitnite (hacker a sueldo), este joven no tiene una vida laboral particularmente segura. Diferentes grupos y organizaciones lo contratan para hackear y robar a otros.

SP4RX Wren McDonald sisifo

En una ciudad en la que los robots se comportan con fiabilidad y gratitud, pero en la que los humanos se pisan unos a otros con el objetivo de no quedarse los últimos de la fila, quizá lo mejor sea vivir en los niveles inferiores junto al resto de máquinas y robots. Al menos estas avisan justo antes de dispararte, lo cual es todo un detalle.

En SP4RX, Wren McDonald bebe directamente de toda la tradición ciberpunk previa, entre los que se pueden incluir Akira, Neuromante, Robocop o Terminator, entre muchos otros. La apertura del cómic es una clara referencia a Matrix, y Alien o Desafío Total están marcadamente presentes a lo largo del relato.

La lucha sindical a través de la explotación laboral, los tugurios estilo cantina, la conexión a la red y los bajos fondos propios de este tipo de distopías. También los androides, la Resistencia, los equipos heterogéneos frente a la homogeneización de la industria y la presión capitalista. SP4RX aglutina prácticamente todos los recursos que hacen interesante a una historia punk cibernética. Incluida, claro, la propia cibernética.

Aquí y allí es frecuente ver humanos ampliados con piernas capaces de propulsarlos, cráneos conectables a la red, brazos multiherramienta, gadgets incrustados en el abdomen o sensores variados. Incluidos aquellos con los que conectarse por medios seguros o con los que localizar al enemigo. ¿Será así nuestro futuro? ¿Habrá acertado SP4RX?

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