Es bien sabido que el Ministerio de Seguridad del Estado de Alemania Oriental, generalmente conocida como Stasi, espió a una gran parte de la población del país. Los perros policía, unos 534 en 1988, formaban una parte importante de ese entramado represivo, realizando tareas de guardia y de vigilancia de las fronteras. Entrenados en Pretzsch, una ciudad cercana a Leipzig, la agencia contaba con 26 perros rastreadores, 15 perros entrenados en distinguir olores y 10 perros bomba.
A partir de 1975 los perros rastreadores comenzaron a utilizarse para a seguirle la pista a espías y a otros enemigos del estado. Un uso muy curioso fue el de la identificación de olores. Desde 1973 la Stasi había estado recopilando muestras de olores de una gran cantidad de ciudadanos. A menudo se hacía con una silla especial, en la que se le pedía al sujeto que se sentara durante un interrogatorio. La silla contaba con un paño polvo en la parte superior del asiento, que se sujetaba con un marco extraíble. El sujeto tenía que sentarse en la silla durante diez minutos y una vez finalizado el interrogatorio, se le quitaba el paño e inmediatamente se guardaba en un frasco de vidrio. A veces, los funcionarios de la Stasi no perdían el tiempo con sutilezas y directamente les decían a los sospechosos que se pusieran el paño debajo de las axilas o incluso bajo los pantalones, en el área de la ingle. La tela se manipulaba cuidadosamente con pinzas para no contarminarla con otros olores humanos. Con el tiempo la Stasi llegó a tener miles de frascos.
En 1979, se comenzó a utilizar la identificación de olores en un intento por encontrar disidentes. La elaboración y distribución de folletos subversivos podría ser un buen ejemplo. Las personas que estaban detrás de ellos tenían cuidado de no tocar cualquier cosa de la que se pudiera tomar una huella, así que la Stasi intentó identificarlos a través de los olores. Kristie Macrakis, en su libro sobre la Stasi titulado Seduced by Secrets: Inside the Stasi’s Spy-Tech World, comenta un caso en el que los funcionarios de la Stasi buscaron la coincidencia de los olores de 51 sospechosos sin éxito. Sin embargo, sí encontraron una coincidencia con un informante que trabajaba tanto con los subversivos como con el gobierno. Eso sí, en el paranoico mundo de la Stasi, es muy probable que se animara más de la cuenta a los perros y a los adiestradores a identificar a sospechosos, lo que significa que probablemente se produjeron muchos falsos positivos.
En mayo de 2007 la BBC News informaba de que la policía alemana había estado compilando una base de datos de olores humanos para rastrear a manifestantes potencialmente violentos en una cumbre del G8. Muchos alemanes expresaron su indignación por el hecho de que todavía se estuvieran utilizando métodos de investigación de la Stasi. Por otra parte, un grupo de exiliados cubanos denunció que el gobierno había adoptado a finales de la década de 1980 técnicas de la Stasi para seguir a los disidentes, incluyendo el almacenamiento de olores en una gran sala de la comisaría de La Habana.
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