Segundas partes nunca fueron buenas, reza el dicho. Lo bueno de las segundas partes es que por un lado sabes lo que puedes esperar y por otro siempre puede haber espacio para la sorpresa. Cuando se anunció el lanzamiento de la segunda parte de The Umbrella Academy las expectativas estaban muy altas. No era solo que la historia de Gerard Way y Gabriel Bá causara sensación en el mundo del cómic, es que una segunda parte daba la posibilidad de cerrar tramas que habían quedado en el aire. ¿Qué tiene que aportar esta segunda parte sobre la primera? ¿Es más de lo mismo? Básicamente, podría decirse que todo lo que hizo de la primera parte de The Umbrella Academy un libro de éxito está también presente en este, pero sin caer en la repetición, aportando novedades interesantes a la trama.
Como se vio en la primera entrega, la familia de la Umbrella Academy no era precisamente modélica. En Dallas, tras los acontecimientos que tuvieron lugar en Suite Apocalíptica, los miembros de este peculiar equipo se han desestructurado todavía más: Spaceboy está hinchado y completamente desmotivado, Violín Blanco se encuentra postrada en una cama, Rumor sin palabras, Séance todavía sigue tratando de encontrar su lugar en el mundo y Kraken, bueno, básicamente es Kraken, intentando arreglarlo todo a su manera. A la vista de la trágica situación en la que se encuentran los personajes, el arco dramático se ha intensificado, mostrando que el peor enemigo de los miembros de esta familia disfuncional son ellos mismos. Y a todo esto, ¿dónde está Número Cinco? Pues aunque parezca increíble, está encerrado en un motel barato con uno de esos chimpancés inteligentes disfrazado de Marilyn Monroe, cantándolo el cumpleaños feliz al estilo Kenedy.
Episodios como ese, o como un inquietante encuentro con Dios a lomos de un caballo, o como la lucha a brazo partido contra la estatua del Lincoln Memorial, en recuerdo al enfrentamiento que tuvieron con la Torre Eiffel, aunque parezcan extravagantes, dicen mucho sobre esta nueva entrega de Way y Bá. Todo el volumen está lleno de una narración única, extraña y humorística, que compagina perfectamente con los momentos serios. No es que el odio de Rumor hacia Vanya y su reconciliación final o la depresión y el aislamiento de Luther, sean detalles significativos dentro de la historia, pero sin duda suponen un contrapunto que hace que los personajes sean mucho más que meros estereotipos y que se desarrollen más todavía. Son momentos que destacan dentro del caos generalizado del libro.
Otro elemento interesante de Dallas es la incorporación de dos fanáticos enmascarados que parecen estar obsesionados por la comida y por matar: Hazel y Cha-Cha. Es difícil saber si este par de asesinos salieron de la mente de Gerard Way o si este le pidió a Quentin Tarantino que los inventara. Estos dos sicarios, que trabajan a las órdenes de un misterioso jefe, también tratan de encontrar a Número Cinco y para conseguirlo se dirigen a la sede de la Umbrella Academy, donde finalmente capturan a Séance, a quien posteriormente torturarán en una escena que parece sacada directamente de Reservoir Dogs.
En lo que se refiere al dibujo, al igual que ocurre con el guion, Dallas supone una continuación del trabajo de gran calidad que ya estaba presente en el volumen anterior. Desde las primeras páginas, Gabriel Bá aporta un sentido dramático de la acción que eleva el libro de una manera casi cósmica. A medida que continúa la historia, Bá muestra una asombrosa habilidad para alternar páginas dramáticas con otras más extravagantes, momentos caprichosos y otros más serios. Esto permite una variedad de emociones y tonos que reflejan mejor lo que le está sucediendo a los personajes. Sin duda, el dibujo de The Umbrella Academy siempre ha sido un elemento a favor de que el libro sea la gran obra que es.
En general, una narración sólida y un arte expresivo se unen para garantizar que este segundo volumen de The Umbrella Academy sea todo lo que los seguidores de esta historia pueden esperar. El libro tiene acción, tensión, comedia, emoción y una narrativa atípica, lo que lo ayuda a destacarse de los cómics convencionales. Básicamente, continúa todo lo bueno del primer libro y agrega aún más a la mezcla. Cualquiera que haya disfrutado del primer volumen o que esté buscando algo diferente para leer, debería considerar la posibilidad de acercarse a él.
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