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De entre todos los signos de puntuación que usamos cuando escribimos, el asterisco es uno de los más reconocibles y utilizados. Para encontrar los primeros usos de un signo con forma de estrella, parecida al asterisco moderno, habría que remontarse a hace cinco mil años, a la escritura pictográfica sumeria, aunque no parece probable que ese sea el precursor del símbolo que usamos hoy. Si vamos más adelante en el tiempo, se sabe que Aristarco de Samotracia ya uso símbolos de asterisco cuando editó a Homero en el siglo II a.C. Aunque esos ejemplos no han sobrevivido, y por tanto no podemos conocer su forma exacta, sí sabemos que la etimología de la palabra asterisco deriva del griego asteriskos, que significa «estrella pequeña», lo que nos da una cierta idea de su forma. Aristarco usó los símbolos para marcar partes del texto de Homero que pensaba que eran de otra fuente y, de forma similar, lo utilizó Orígenes de Alejandría en el siglo III al compilar la Hexapla, una traducción griega de las escrituras judías, la Septuaginta. Orígenes lo usó para demarcar los textos que había agregado a la Septuaginta del hebreo original. De esta forma, podemos comprobar que esos usos tempranos del asterisco sirven para indicar al lector que el pasaje que está leyendo debe leerse con precaución.
En la Edad Media el asterisco siguió utilizándose en la copia de Biblias para señalar el texto de otras fuentes, aunque también se utilizó, cada vez más, para indicar dónde se debía hacer una corrección o inserción, con una marca correspondiente en el margen con el texto correcto insertado. Así mismo, el asterisco comienza a usarse en los textos medievales como signo de omisión.
El uso del asterisco por los escribas que copiaban la Biblia continuó tras el descubrimiento de la imprenta. Las primeras Biblias impresas, como la Biblia latina de 1532 de Robert Estienne, lo usaban. Hay que tener en cuenta que los escribas no siempre usaron la forma moderna del asterisco, sino que algunos adoptaron una cruz en forma de gancho con puntos entre cada brazo. Sin embargo, cuando se introdujo el asterisco en tipografía, se convirtió en la estrella de cinco o seis puntas, y esta es la forma que ha perdurado hasta nuestros días.
El asterisco persistió como marca de edición, pero también se usó con frecuencia como advertencia, con una nota al pie o al margen. En el siglo XVIII, el asterisco comenzó a utilizarse como una especie de censura, encubriendo letras para representar una palabra vulgar sin llegar a escribirla. Un uso que, de alguna forma, ha perdurado con los siglos y ha llegado hasta el lenguaje de los cómics, donde suele aparecer acompañado de otros grifos gráficos como %, @, ~, #, $, o !
En libros impresos modernos, el uso más frecuente del asterisco es para marcar notas al pie. En publicidad, por hacer referencia a otro ámbito, generalmente suele indicar una advertencia, por ejemplo, para descubrir los términos y condiciones de una oferta. En la era digital, donde oralidad y escritura se entremezclan a menudo, como ocurre en redes sociales, servicios de mensajería o foros, el asterisco puede utilizarse para dar énfasis a una parte del mensaje, además de para corregir errores de ortografía.
El asterisco ha ido extendiéndose en muchos otros campos, más allá de la simple comunicación, y ha demostrado ser útil en disciplinas tan diversas como las matemáticas, el deporte, la informática o la telefonía.
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