Pocos escritores hay en la historia de España tan inclasificables como Francisco Umbral. La mentira por delante, un cómic igualmente difícil de clasificar, obra de Lorenzo Montatore y editado por Astiberri, repasa la vida del que ha sido uno de los grandes de las letras en castellano, un implacable periodista que le dio a la Movida Madrileña su razón de ser y uno de los primeros memes patrios.

En la primera biografía gráfica realizada sobre Francisco Umbral, Lorenzo Montatore retrata los pilares del pensamiento y los momentos clave de la vida del escritor valiéndose de fragmentos de sus obras, artículos de prensa y entrevistas: desde las pinceladas sobre su infancia y el Umbral sencillo y casero hasta el dandy que asegura que “el mundo no se merece la verdad” y se codea con la sociedad del momento en su amado Madrid. Su relación con los libros y la literatura, sus admirados Valle-Inclán y Gómez de la Serna, su íntimo amigo Delibes. Con una pizca de humor, vemos desde su pique con Pérez-Reverte a la muñeca de Tamaño natural de Berlanga, pasando por un concierto de los Ramones y por supuesto por el “Yo he venido a hablar de mi libro” de la célebre anécdota televisiva. Como decía el mismísimo Umbral, “a los retratos tiene uno la obligación de parecerse, y no el pintor de sacar el parecido”.

Con la misma versatilidad con que Umbral escribía en prensa, novelas, cuentos, crónicas y entrevistas, La mentira por delante es un collage de momentos, datos e intimidades que viene a dibujar el perfil de un escritor. Como si fueran las fotografías que su mujer, María España, le hizo a lo largo de su vida. Momentos reconocibles por todos (¡Yo he venido aquí a hablar de mi libro!) y otros alegóricos en que el autor habla consigo mismo de joven, pasa tiempo con su hijo fallecido, recorre un mundo, el de la España de la posguerra y la España de la Movida, casi como lo hiciera en vida: a través de su literatura.

Para los neófitos, La mentira por delante supone un repaso bastante acertado a la vida y obra de Umbral. Lo bastante extraño y original como para invitarnos a conocer a este literato del que, para muchos, apenas queda el meme. Para los que conocemos su obra y vida (especialmente a través del reciente documental Anatomía de un danddy de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega) supone un acertado viaje. Casi como una serie de tiras cómicas que podrían haberse publicado como complemento a su columna (esa en que toda la burguesía española se veía retratada y que supone una verdadera crónica rosa de una fea época). El autor salta de un lado a otro de la vida de Francisco Umbral, pone especial atención a su infancia, su madre y su paternidad, la muerte de su hijo el dolor y el silencio que la siguieron. Y lo hace con el mismo tono que lo hubiera hecho Umbral: entre la comedia, la provocación y la poesía.

El dibujo es sencillo, casi caricaturesco, pero los personajes que desfilan por sus páginas son absolutamente reconocibles y acertados (Mercedes Milá, Arturo Pérez-Reverte, Lola Flores…), los colores invitan a pensar en los dibujos animados, con fuerza, para verse inmersos, de pronto, en un melancólico blanco y negro cuando vamos a la infancia, cuando pensamos en la muerte. Muchas imágenes funcionan como metáforas (Umbral tachando una palabra en el título de su primer libro, un cohete infantil que se llena de oscuridad), los ejemplos son variados.

La lectura de La mentira por delante (cuyo título se debe, precisamente, a una declaración del propio escritor durante una entrevista) es divertida, ácida y bella, como lo es la misma obra de Francisco Umbral. Recoge con inusitado acierto la vida del autor, pero, sobre todo, su obra. Tiene todos los elementos de un cómic que el propio Umbral hubiera disfrutado con locura.

Lorenzo Montatore (Madrid, 1983) es autor de La muerte y Román Tesoro (De Havilland, 2016), por el que fue nominado como autor revelación en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Después llegaron el notable ¡Cuidado, que te asesinas! (La Cúpula, 2018), California Rocket Fuel (Sugoi ediciones, 2019) y Queridos difuntos (Sapristi, 2020). Dueño de un lenguaje y unos códigos muy personales y con referentes tan dispares como Tono, Vázquez, los videojuegos de 8 bits, Bruno Bozzetto, Valle-Inclán, Arniches, Max… Montatore factura un expresionismo pop de brillantes resultados logrando algo tan difícil como ser original.

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