Durante décadas, circularon rumores en Rusia de que Joseph Stalin tenía un doble que lo reemplazaba en determinadas situaciones. Décadas después de la muerte del dictador, uno de esos dobles decidió hablar. Era Felix Dadaev, un ex bailarín y malabarista. Durante más de medio siglo, Dadaev permaneció en silencio, temiendo una sentencia de muerte si se atrevía a abrir la boca, pero en 2008, cuando tenía 88 años, y con la aparente aprobación del régimen de Putin, finalmente se atrevió a escribir su autobiografía. En ella explica que fue uno de los cuatro hombres que se hacían pasar por el líder, ocupando su lugar en desfiles, mítines, diferentes grabaciones, etc.
Dadaev nació en las tierras altas del Cáucaso de Daguestán y cuando su familia se mudó a Grozny, en Chechenia, comenzó a tomar lecciones de ballet. Tuvo que luchar en la Segunda Guerra Mundial y resultó tan gravemente herido durante la liberación soviética de Grozny en 1942 que le dijeron a su familia que lo habían matado. Afortunadamente sobrevivió, aunque ese incidente fue el comienzo de una extraña doble vida. Pronto, su parecido con el Stalin de 60 años, que hizo que se burlaran de él en la escuela, llamó la atención de los agentes de inteligencia soviéticos que comenzaron a usarlo para salvar al verdadero Stalin de planes de asesinato y tediosas ceremonias públicas.
Con apenas 20 años, Dadaev era mucho más joven que Stalin, pero el maquillaje era suficiente como pasar hacerlo pasar por alguien de 60. Dadaev asistió a mítines y reuniones por toda la Unión Soviética vistiendo la gorra del Ejército Rojo característico del líder y su célebre pesado abrigo lleno de medallas. Vio películas y discursos de Stalin para perfeccionar la imitación de su movimiento y entonación. Algunos dicen que Dadaev, como otros dobles de Stalin, fue entrenado por Alexei Diky, un actor que interpretó el papel del político en películas de propaganda.
En una época antes de que dominaran los medios de comunicación, no era necesario imitar perfectamente las inflexiones vocales de Stalin, solo su apariencia y sus gestos era suficiente. Y lo logró tan bien que incluso los camaradas más cercanos de Stalin no pudieron detectar al impostor.
Pero Dadaev era solo uno de los dobles del dictador. Otro de ellos era conocido como Rashid y se parecía tanto al dictador que cuando se unió al ejército fue despedido casi de inmediato. Incluso sus cicatrices faciales de viruela coincidían con las del líder soviético. Rashid también estudió, durante dos años, con Alexei Dikiy. Este doble llegó a afirmar que había otros, aunque nunca conoció a ninguno. Había oído hablar de otro doble que fue contratado para vivir en la casa de campo del dictador, en las afueras de Moscú, a finales de la década de 1940 y en la de 1950, cuando el dirigente se estaba muriendo. Después de la muerte de Stalin en 1953, Rashid se mudó a una ciudad de provincias, se afeitó el bigote y poco a poco se fue quedando calvo. Sin embargo, incluso entonces, el parecido resultaba tan sorprendente que a menudo recibía miradas por la calle.
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