Fue instruido por su padre a nivel militar y recibió formación intelectual de la mano de Aristóteles. Logró reinar en Macedonia durante más de trece años y como figura tuvo una importante repercusión histórica que sigue estando presente en nuestra cultura. Alejandro Magno se convirtió en un referente para personalidades tan relevantes como Napoleón Bonaparte o Julio César.

Durante el siglo IV a.C. la sexualidad no representaba un tabú social y, en lo tocante a la bisexualidad, lo cierto es que estaba plenamente normalizada. Las relaciones entre personas del mismo sexo eran un hecho integrado en la sociedad y, de hecho, se convirieron en un objeto de representación bastante habitual dentro del arte griego.

Aunque Alejandro Magno tuvo encuentros con bastantes mujeres, tan sólo llegaron a cristalizar en forma de relación en contadas ocasiones. Su descendencia fue fruto de su relación con dos de sus esposas, ambas originarias de los territorios persas que conquistó.

En lo que respecta a los hombres, hubo dos personas que se ganaron un rincón especial en la vida de Alejandro. Por un lado Bagoas, quien se integró en su séquito tras la ejecución de Artajerjes III, rey persa. Según revela la documentación histórica que se conserva, Alejandro expresaba su atracción por él en público y de una forma bastante explícita, aunque todo parece apuntar que su vínculo era meramente sexual.

Sin embargo, si hubo un hombre que significó algo importante para él fue Hefestión. Su unión fue tácita desde su niñez. Crecieron en la corte de Pella y se instruyeron para la conquista de las tierras persas. Además hicieron lo propio con Troya, lugar en el que más tarde llevarían a cabo rituales de sacrificio en honor a Patroclo y Aquiles.

Esta unión precoz basada en la amistad definiría su relación futura: A diferencia de su vínculo con Bagoas (donde predominaba la atracción física), esta era de una base puramente sentimental. Su nexo superaba los lazos de la amistad y se traducía incluso en una gran dependencia emocional. Esta especial conexión fue una constante a lo largo de la vida de Alejandro y la razón por la que la muerte de Hefestión supuso un golpe irreparable.

La muerte de Hefestión: El golpe definitivo para Alejandro

Todo ocurrió hacia el año 324 a.C. cuando Hefestión enfermó en la celebración de unos juegos en la corte. Su afección fue fatal y falleció una semana más tarde. Aunque los motivos de su defunción no están claros y existen diversas hipótesis, la del envenenamiento es la más aceptada. Precisamente fue su fuerte vínculo con el rey lo que le convirtió en blanco de rivalidades. El evidente favoritismo del que gozaba fue un importante estímulo para alimentar el rechazo y la envidia de ciertos enemigos políticos.

Pero, más allá de las razones que le llevaron a perder la vida, hay algo innegable y que no es susceptible de duda: Su partida supuso un golpe mortal para Alejandro Magno.

Fue esta pérdida lo que llevó al monarca a la locura. Según Flavio Arriano, historiador griego, “Alejandro se arrojó sobre los restos mortales de Hefestión y permaneció sobre él todo el día bañando su cuerpo en lágrimas. El monarca rehusaba apartarse y tuvo que ser arrastrado por la fuerza después de aferrarse durante un día y una noche al cadáver. Después pasó varios días recluido en su cama negándose a comer o hablar”.

Decidió raparse la cabeza y cortar las crines de los caballos del ejército como un símbolo de luto. Anuló todas las celebraciones que estaban planificadas e implantó luto oficial en el reino. Sin embargo, esto no fue suficiente para él. Decidió ejecutar a Glaucias en la horca, el médico que se ocupó de Hefestión los días antes de su muerte.

Alejandro se había consumido. Su salud y su apariencia se habían resentido. Aquella muerte se convirtió en una obsesión, le preocupaba encontrar una forma de rendir tributo a Hefestión. Esto le llevó a visitar al Oráculo de Siwa para preguntarle cómo debía hacerlo. “Debe ser adorado como un héroe divino”, respondió este y esas palabras bastaron para que tomase la decisión de llevar el cadáver hasta Babilonia y ordenar la construcción de una enorme pira funeraria donde se llevaron a cabo grandes juegos funerarios antes de su incineración ante el ejército.

Lamentablemente, aquel multitudinario funeral no fue suficiente para recuperar su estabilidad. La sombra de la pérdida le siguió hasta los últimos días de su vida. Algunos historiadores sostienen que fue un factor fundamental para que se produjese la muerte del monarca pocos meses después. Alejandro murió mientras se estaba construyendo un monumento para honrar la memoria de Hefestión.

Comentarios

comentarios