
Cinéorama (Fuente).
El cine inmersivo se trata de una nueva manera de experimentar el visionado de una película en la que el público toma parte del protagonismo, sumergiéndose de lleno en ella. En esta forma distinta de disfrutar del séptimo arte se mezclan diferentes artes escénicas, de forma que la atmósfera, los decorados o el atrezo se convierten en parte fundamental para lograr que la historia tenga relieve. Es algo que en algunos países lleva desarrollándose desde hace relativamente poco, más de una década, con gran éxito de público. Sin embargo, para remontarnos a sus orígenes tendríamos que viajar casi hasta los inicios del cine.
El primer experimento de cine inmersivo tuvo lugar en la Exposición de París de 1900, de la mano de Raoul Grimoin-Sanson. El kinetoscopio, inventado por Thomas Edison en 1893, había provocado un enorme interés en todo el mundo. Aunque en Estados Unidos el invento estaba protegido por la patente, fuera del país se hicieron multitud de copias basadas en el diseño. Una de ellas fue obra del ingeniero británico Robert W. Paul, que llamó la atención de otro inventor francés, Crimoin-Sanson, que estaba de viaje en Inglaterra.
Ambos habían soñado con la posibilidad de proyectar las imágenes en una pantalla sobre una pared en lugar de tener que visionarlas a través de una pequeña mirilla. Inspirándose en H.G. Wells, Paul imaginó a un público rodeado de imágenes proyectadas para crear un viaje en movimiento a través del tiempo y del espacio, para lo cual ideó el uso de todo tipo de trucos y construcciones. A pesar de inventar el primer proyector de cine comercial en Gran Bretaña, su sueño de cine inmersivo nunca llegó a materializarse.
Sanson, por su parte, también comenzó a trabajar en su propio método para proyectar imágenes en una pantalla al volver a Francia. Pero este era solo el primer paso de su idea: si era posible proyectar en una sola pantalla, ¿por qué no hacerlo en varias? La meta debía ser, sin duda, la Exposición Universal de París, que tendría lugar tres años después y donde se darían cita los más grandes inversores, inventores y emprendedores del mundo. Sanson, que ya había conseguido hacerse un nombre, convenció a algunos inversores para que apoyaran su nuevo proyecto y así nació el cinéorama.
Su idea consistía en alojar al público en la cesta de un globo aerostático para hacer una reproducción de película a gran escala. Bajo la cesta habría una sala con diez proyectores sincronizados y dispuestos en círculo. Cada uno de ellos proyectaría las imágenes en una pantalla gigante, dando como resultado una película de 360 grados en la que se simularía un viaje en globo sobre París. El problema no tardó en aparecer. El operador que se encargaba de las proyecciones permanecía en una estrecha caja de madera junto a las diez lámparas, así que al encender la máquina la temperatura de la sala de proyecciones aumentaría hasta hacerse insoportable. Sorprendentemente, el operador aguantó tres sesiones, pero al cuarto día cayó desmayado. Finalmente las autoridades cancelaron el espectáculo ante el miedo de que se produjera un incendio.
Este incidente fue un completo desastre para la empresan Sanson´s Cinéorama, que un año después estaba en quiebra total. Sanson acabó abandonando la industria del cine y se metió en la del corcho, cayendo en el olvido. Tal vez su empresa había caído en la bancarrota, pero la idea del cine inmersivo y de la realidad virtual habían nacido.
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