Al principio de su carrera profesional, Charles Dickens ejerció de taquígrafo judicial y parlamentario, para lo cual le resultaba bastante útil contar con un sistema que le permitiera tomar notas rápidamente. El autor había aprendido taquigrafía cuando tenía tan solo 16 años, gracias a un manual llamado Braquigrafía, escrito por un taquígrafo del siglo XVIII, Thomas Gurney. Con el tiempo, los símbolos y abreviaturas que usaba evolucionaron de modo que su taquigrafía personal se volvió ininteligible para todo el mundo que no fuera él mismo. Dickens usó esa versión taquigráfica propia en sus borradores a lo largo de su vida.
Un ejemplo de esa taquigrafía ininteligible es una carta escrita en 1859, que se conserva en la Biblioteca y Museo Morgan de Nueva York desde, al menos, 1913. Probablemente se trate una copia que Dickens hizo para sí mismo basada en la versión completa escrita a John Thaddeus Delane, entonces editor de The Times of London, y que acabó perdiéndose. La carta había permanecido sin leer durante décadas, hasta que hace unos meses un informático logró descifrarla casi al completo.
El desencadenante fue un concurso organizado por la Universidad de Leicester, que publicó una copia de la carta online y prometió un premio de unos 350 euros a la persona que pudiera encontrarle el mayor sentido. El ganador fue Shane Baggs, un informático californiano que jamás había leído una novela de Dickens. Baggs logró descifrar más símbolos que cualquiera de cerca del millar de personas que participaron en el desafío, después de pasar unos seis meses trabajando en el texto. Baggs supo de la competición a través de un grupo de Reddit dedicado a descifrar códigos y encontrar mensajes ocultos y lo que le había llamado más la atención no era que se tratara de uno de los autores más célebres del mundo sino que el misterio se había mantenido irresoluble durante unos 160 años.
El reto de la carta congregó a un nutrido grupo de expertos en Dickens. Muchos sabía que las letras «H.W.» se usaban para designar a «Palabras domésticas», el nombre de un periódico que Dickens poseía y editaba. Baggs, por su parte, descubrió que un carácter que se parecía al símbolo «@» y que muchos pensaban que significaba «arroba», en realidad se refería al diario de Dickens «Todo el año». El propio Baggs reconoció que sin los otros decodificadores y sin el equipo de expertos no hubiera sido posible interpretar las pistas que llevaron a resolver el enigma.
La transcripción arroja luz sobre una dispuesta que tuvo el autor con el periódico The Times of London. En la carta, Dickens dice que un empleado del periódico se equivocó al rechazar un anuncio que quería en el periódico, promocionando una nueva publicación literaria, y vuelve a pedir que se publique. «Me siendo obligado, aunque muy a regañadientes, a apelar a usted en persona», dice en una parte de la carta.
El trabajo de Baggs, junto con el de otros transcriptores, ayudó a descifrar un setenta por cierto del significado del texto. Para desentrañar lo que queda del mensaje se ha solicitado ya la ayuda de todo el mundo, aunque ya sin el dinero del premio de por medio. Tener el texto de esta carta permitirá a los académicos conocer más a fondo el método taquigráfico de Dickens, obteniendo una mayor comprensión sobre su vida y sobre su obra.
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