Ilustración de cubierta: Corominas Diseño: Víctor García Tur

El fenómeno de Juego de tronos dio para mucho. Por un lado, nos ofreció la última sensación televisiva semana a semana, justo antes del boom de las plataformas de streaming a la carta. También dio para que millones de personas se acercaran a una de las sagas de fantasía más interesantes, complejas y disfrutables del panorama literario. En España, dio para que una modesta editorial de Barcelona estuviera en el foco de atención de todo el mercado.

Y, como me pasó a mí, dio para que otros tantos leyéramos a George R.R. Martin más allá de su laureada saga.

Uno de los mejores autores de ciencia ficción que me he encontrado, y que es conocido mayoritariamente por una saga de fantasía épica (o grimdark, como gusten).

Gracias Gigamesh, que me ha hecho llegar las publicaciones del autor, vamos a hablar en este y próximos artículos de opinión sobre los cuentos del autor oriundo de New Jersey.

Y lo vamos a hacer a través de las nuevas ediciones en bolsillo, dentro de la colección Omnium. Empezando por Canciones de sombras y estrellas.

Lo primero es lo primero: este volumen es el tercero, continuando lo comenzado por Nómadas nocturos y Retratos de los hijos, de los que ya hablamos hace tiempo.

Los cuentos que incluye este volumen son:

 

Esta torre de cenizas.

Patrick Henry, Júpiter y la pequeña nave espacial de ladrillo rojo.

Los hombres de la estación Aguagrís,

Las canciones solitarias de Laren Dorr.

La noche de los vampiros.

Los fugitivos.

Turno de noche.

Por un solo ayer.

Y siete veces digo: al hombre no matarás.

 

Una selección algo más centrada en la ciencia ficción y la aventura que las anteriores, y es que Martin, como ya he dicho, es uno de los mejores autores de ciencia ficción que nos encontramos en la actualidad. No en vano es en este género donde ha desarrollado el grueso de su producción. Cuentos como Esta torre de cenizas, Patrick Henry… o Los hombres de la estación Aguagrís nos presentan una ciencia ficción frisando con la space opera, y, si no me equivoco, algunos de ellos incluso comparten universo con otras obras del autor (véase Muerte de la luz). El amor es uno de los temas recurrentes en el autor, como podemos ver en la obra que abre el conjunto, pero también la tensión en los grandes grupos, la política, el tira y afloja de la naturaleza humana. Estos temas los encontramos bien desarrollados, aunque mi favorito es Por un solo ayer, un magnífico cuento escrito en 1972 (y que quizás haya influenciado de alguna manera a la mítica The Stand de Stephen King), y que narra la historia de unos supervivientes al fin del mundo que luchan en comunidad por reconstruir sus vidas y dejar atrás el pasado. Todos salvo Keith, un músico que perdió al amor de su vida y que utiliza una droga que le permite viajar en el tiempo y revivir los momentos con ella.

De nuevo, el amor y el futuro.

Los dos temas que se desarrollan en todos los cuentos que componen Canciones de sombras y estrellas. George R.R. Martin es uno de los autores de género más completos de cuanto he leído, y esto queda claro cuando vemos la increíble calidad de sus cuentos. No todos los escritores son capaces de moverse con soltura entre las épicas novelas llenas de personajes y líneas argumentales, y los cuentos condensados en unas pocas voces. Ejemplo de esto es la magia y elegancia de Las canciones de Laren Dorr, donde dos personajes pasan su historia de amor en un mundo extraño, bajo la atenta mirada de unos dioses crueles, en una lucha contra el tiempo y la pérdida. Una pequeña obra llena de ternura.

A esta melancolía se unen cuentos como Esta torre de cenizas, similar en temas, con un desarrollo de personajes que, con muy poco, nos presenta mucho. Mundo, pasado, incluso todo un universo. También Patrick Henry…, un cuento que se desarrolla en un universo vasto, pero componiendo una serie de flashbacks que suponen la verdadera trama. Y aquí es donde más nos encontramos con el Martin de Canción de Hielo y Fuego: son los personajes pequeños, los casi insignificantes, los que muchas veces inclinan la balanza en una u otra dirección.

De todos los cuentos, el único que no me ha gustado ha sido La noche de los vampiros, una suerte de episodio de acción desaforada que, ciertamente, resulta extraño para el autor y queda aún más descontextualizado entre el conjunto.

A partir de aquí, todo es una locura: Turno de noche es otra delicia llena de una melancolía dulce que vuelve a comparar la space opera con las novelas de aventuras en el mar, en este caso, de aventuras en los muelles. Por un solo ayer es mi cuento favorito del conjunto, y el clásico Y siete veces digo: al hombre no matarás redondea un conjunto con una calidad indiscutible. Una colección llena de ciencia ficción, una muestra increíble de la literatura de George R.R. Martin.

Y terminamos con la introducción: un recorrido del propio autor por sus cuentos, aportando datos biográficos sobre la composición de los mismos, algo que siempre resulta interesante.

En cuanto a la edición, se nos presenta en un elegante bolsillo con cubierta diseñada por Corominas, lo que convierte las ediciones del autor por parte de Gigamesh en verdaderas piezas de colección. A esto se suma la suerte que ha tenido Martin en español: las traducciones de Cristina Macía, Raquel Marqués, Mario Abad, Xavier Beltrán, Teresa Jarrín, Laura López y Mayorga consiguen transmitir una voz literaria que es inimitable.

Como nota discordante, decir que dos de estos cuentos ya se encontraban en los volúmenes anteriormente editados. No sé a qué se debe, aunque me resulta extraño ya que no hay cambios ni en la traducción ni en la presentación.

Canciones de sombras y estrellas es una delicia; una recopilación de cuentos llenos de calidad cuya lectura resulta indispensable para los fans del autor, pero también para los amantes de la ciencia ficción.

Y ahora, a leer, porque próximamente volveremos para hablar del cuarto volumen: Una canción para Lya.

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