Hace cinco años, en septiembre de 2017, un mecánico de Connecticut, llamado Jared Whipple, encontró cientos de obras de arte en un contenedor de basura en una granja abandonada. Se las llevó a casa, pensando que podría usarlas como decoración de Halloween y cuál fue su sorpresa que aquellas obras eran cualquier cosa menos basura. Adriana Morga comenta en CT Insider que ese hallazgo constituía en realidad la obra de toda una vida del artista del expresionismo abstracto Francis Hines y que podría estar valorada en millones.
Whipple descubrió las obras de arte gracias a un amigo, que iba a arreglar el granero para venderlo. «No pudimos entender lo que veíamos», escribe Whipple, «fue desgarrador ver lo que parecía ser obras de arte de toda una vida desperdigadas en los contenedores de basura». Intrigado por el hallazgo, el mecánico decidió llevárselas a casa. La mayor parte de las pinturas estaban firmadas simplemente como «F. Hines», pero finalmente descubrió un lienzo de 1961 que llevaba el nombre completo: «Francis Mattson Hines». Después de realizar una extensa investigación sobre el artista, Whipple se puso en contacto con la familia de Hines y estos le dieron permiso para que se quedara con el trabajo encontrado.
Hollis Taggart, que exhibirá en su galería alguna de esas obras, las describió con las siguientes palabras: «Nunca había visto un trabajo como este, con envoltorios físicos en los lienzos mismos, sobre las imágenes». De hecho, esos «envoltorios» fueron un elemento clásico del trabajo de Hines, que utilizó una técnica que ya habían popularizado otros autores como Christo y Jeanne-Claude. Hines llegó a envolver hitos de los Estados Unidos como el Arco de Washington Square en 1980.
Finalmente el artista se retiró a Connecticut y murió en 2016, cuando tenía 96 años, dejando el trabajo de toda su vida en el granero donde lo encontró Whipple. Desde entonces, su obra fue cayendo en el olvido. El propio Whipple espera que eso cambie, gracias a la exposición organizada por Hollis Taggart, donde se pondrán en venta entre 35 y 40 piezas de arte, con precios que oscilan entre los doce mil y los veinte mil dólares. No se sabe cuántas obras encontró Whipple, porque como dice, hay algunas que no venderán, pero se estima que en total la colección pueda estar valorada en varios millones de dólares.
Esta no es la primera vez que los contenedores de basura son el escenario para el descubrimiento de obras de arte. En 2007, una mujer encontró una pintura entre dos contenedores de basura en Manhattan y resultó ser una pintura robada, valorada en un millón de dólares (su hallazgo fue recompensado con 15.000 dólares). En 2020, una valiosa pintura surrealista de Yves Tanguy apareció en un contenedor de basura de un aeropuerto. Del mismo modo, muchos artistas modernos han tenido el problema de que sus obras fueran confundidas con basura y que fueran desechadas por personal de limpieza despistado.
Para Whipple, las obras de arte encontradas no solo son un verdadero tesoro sino que son una oportunidad para que Hines pase por fin a los libros de historia. «Como galerista, estoy particularmente interesado en presentar el trabajo de artistas que han quedado fuera de la historia del arte, ya sea por omisión consciente o por casualidad», dice Taggart en el comunicado que emitió.
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