El flujo de la lava ha dado forma al paisaje durante miles de millones de años, pero el ser humano, irremediablemente, la ha considerado siempre una fuerza destructiva. Ahora la arquitecta islandesa Arnhildur Palmadottir propone considerar la lava desde el punto de vista completamente opuesto: convertirlo en un materia de construcción, capaz de crear una ciudad entera en pocas semanas.
La idea, llamada lavaforming, es una propuesta que explora cómo sería un modelo generativo para este tipo de material, lo que ayudaría a combatir el cambio climático, puesto que se reduciría la huella de carbono, teniendo en cuenta que la erupción ya se habría producido. En cualquier caso, recuerda Palmadottir, en lo que se refiere a liberación de dióxido de carbono a la atmósfera, el efecto secundario de una actividad volcánica es cinco veces menos que la producción de hormigón.
Palmadottir, que es la fundadora de el estudio de arquitectura SAP, con sede en Reykjavík, Islandia, presentó su propuesta en el Festival DesignMarch de este año en esa misma ciudad. La idea surgió cuando estaban pensando en cuál podría ser el material de construcción más natural en su país, ya que Islandia no es precisamente rica en recursos naturales como árboles o arcilla. Sin embargo, sí es rico en un posible material de construcción que emerge del núcleo y fluye sin control hacia la superficie y se endurece formando un nuevo paisaje. Según la arquitecta, una erupción en Reykjavík contendría material suficiente para crear una ciudad entera en unas pocas semanas.
La propuesta no solo explora cómo y dónde se podría utilizar la lava obtenida, sino que también esboza un modelo de cómo obtener este material de las erupciones. Para ello, se prevé la perforación de pozos en la superficie de la tierra para poder extraer la lava fundida en la superficie, que pasaría a través de canales controlados.
Teniendo en cuenta los tiempos de erupción de los volcanes, la cuestión de la frecuencia con la que se obtendría este material es algo importante. Según la arquitecta, Islandia es una de las regiones volcánicas más activas del planeta. «Estamos entrando en una era de actividad alrededor de Reykjavík y su península y los científicos dicen que veremos erupciones intermitentes en el área durante los próximos cuatrocientos años», explicó. Esto convierte Reykjavík en el lugar perfecto para hacer este tipo de pruebas y desarrollar este proyecto.
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