De todas las estrellas del escenario cultural del París de finales del siglo XIX, una de las mayores atracciones fue el hombre que se tiraba pedos. Joseph Pujol, que así se llamaba pero que era más conocido como Le Petomane, elevó la incierta costumbre de tirarse pedos a la categoría de arte.
En 1982, Pujol se presentó ante la audiencia del Moulin Rouge, impecablemente vestido con un abrigo rojo, pantlones de raso negro y guantes blancos y anunció su sesión de Petomanie. Pujol demostró un control de su recto completamente insólito, imitando toda clase de sonidos, desde la modista que rasga telas hasta los disparos de un cañón. La gente literalmente se retorcía, escribió un periodista que presenció la escena. Afortunadamente, el olor no era preocupante, porque Le Petomane se ponía un enema antes de cada espectáculo para evitarlo.
Los biógrafos Jean Nohain y F. Caradec cuentan la vida, obra y milagros de Le Pentomane en el libro de 1967, Le Petomane 1857-1945. Como se comenta en el libro, Pujol descubrió su inusual talento cuando era niño, durante un viaje a la playa. Mientras jugaba bajo el agua y contenía la respiración, sintió una sensación de frío en el estómago y alarmado por esto huyó a un lugar privado para investigar. Después de evacuar unos dos litros de agua, convertido en una especie de géiser gastrointestinal, decidió visitar a un médico, que simplemente se rió y la aconsejó que se mantuviera alejado del mar.
Años más tarde, al contar el incidente a unos amigos, Pujol se animó a ver si todavía era capaz de hacer magia con su trasero. Después de haber comprobado, delante de ellos, que no había perdido el toque, y emocionado por su respuesta entusiasmada, decidió aprovechar su talento con aire en lugar de con agua. Descubrió que podía aspirar aire y expulsarlo a voluntad. A partir de ese momento Pujol adoptó el nombre de Le Petomane y compartió su don con el público, en un escenario alquilado en su ciudad natal de Marsella. No tardó en convertirse en una sensación local, ayudado por el boca a boca. En poco tiempo llevó sus actuaciones a otras ciudades con éxito similar. Le Pentomane estaba preparado para dar el gran salto y viajó a París.
A principios de la década de 1890, el Moulin Rouge se hizo famoso por su animado cabaret, con espectáculos de cancán de alto nivel y actores de renombre, como Sarah Bernhardt. Cuando Le Petomane llegó al teatro y se reunió con su director Charles Zidler, le aseguró que tenía preparado un espectáculo que causaría furor en toda la ciudad. Después de hacerle una demostración del poder de succión y de expulsión de su ano, tanto con líquido como con aire, quedó inmediatamente contratado. Aunque encantado con lo que había visto, a Zidler no se le ocurrió pensar que Le Pentomane se convertiría en la actuación más rentable del Moulin Rouge, con recaudaciones de 20.000 francos por espectáculo, más del doble de lo que se recaudaba con Bernhardt.
Aparte de sus dotes con los pedos, Le Pentomane demostró otras habilidades en el escenario. Era capaz de insertarse en su trasero un tubo de goma de un metro de largo y fumar un cigarrillo puesto en el otro extremo, aspirando el humo y apagándolo. Podía tocar melodías a través del tuvo, como La Marseillaise. Además, para completar su repertorio rectal, demostraba su capacidad para apagar velas a una distancia más que considerable.
Tan popular se hizo, que al final se despidió del Moulin Rouge para hacer una gira por Europa y el norte de África. Cuando regresó decidió abrir su propio teatro de variedades. El Moulin Rouge, disgustado por su partida, decidió organizar un espectáculo que le hiciera la competencia: Mademoiselle Thiebeau, más conocida como La Femme Petomane. Una idea que no llegó a cuajar.
En 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Le Petomane se retiró del teatro y abrió primero una panadería en Marsella y después una fábrica de galletas en Toulon. Falleció en 1945, con 88 años. Además del libro de Nohain y Caradec, Le Petomane es objeto de varias películas: na película biográfica de 1979 llamada Le Petomane, protagonizada por Leonard Rossiter; una película italiana de 1983 titulada Il Petomane; y el documental de 1998, Le Petomane: Fin de Si ècle Fartiste. Mel Brooks le rindió homenaje nombrando a uno de sus personaje como el gobernador William J. Le Petomaine en la película Sillas de montar calientes. Pujol, por su parte, también tuvo su propio acercamiento al cine. Trató de trabajar con Thomas Edison en una película de que supuestamente iba a ir acompañada de olor, pero solo quedan unos pocos segundos de metraje y lamentablemente carece de sonido.
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