En la actualidad cualquiera puede aprender la escritura del chino, independientemente de su sexo, pero para llegar a este punto ha habido que hacer un largo recorrido. Hace apenas un siglo a las mujeres no se les enseñaban los miles de caracteres logográficos necesarios para leer y escribir en el idioma. Sin embargo, en una zona muy concreta, el condado de Jiangyong, en la provincia de Hunan, algunas mujeres llegaron a dominar entre 600 y 700 caracteres de una escritura fonética que les permitió reflejar el dialecto local, el Nüshu o también conocida como «escritura de mujeres».
La mayor parte de usuarios de Nüshu se concentraban en el pueblo de Shangjiangxu, donde las jóvenes intercambiaban pequeñas muestras de cariño, como abanicos decorados con caligrafía o pañuelos bordados con algunas palabras. Otra ocasiones en las que se utilizaba Nüshu era cuando las niñas hacían un pacto de «mejores amigas», una relación valiosa dentro del sistema social local.
Este sistema se consideraba en vías de extinción, pero en los años ochenta se descubrieron en la pequñea aldea de Puwei, a orillas del río Xiao, tres escritores de Nüshu. A partir de ahí se puso en marcha una iniciativa para recuperarlo. Como parte de ella, en 2006, fue incluido en el Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional por el Consejo de Estado de China y un año después se construyó un museo en la isla de Puwei.
En ella estudian los pocos traductores e intérpretes de este sistema. Estos herederos del idioma aprenden a leer, a escribir, a cantar y a bordar en Nüshu. Mucho de lo que sabemos sobre Nüshu se debe al trabajo del investigador Zhou Shuoyi, que lo descubrió en los años cincuenta, antes de que fuera perseguido por la Revolución Cultural de Mao Zedong y condenado a 21 años a un campo de trabajo por haber investigado algo que forma parte del pasado feudal. Lo que fue una herramienta para expresar emociones y realizar rituales de socialización, se había vuelto peligroso. Lo que sea hoy en día, medio siglo después y cuando ha empezado su proceso de recuperación, está manos de aquellos que lo aprenden y dominan.
Fuente: Open Culture.
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