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El sueño de muchos bibliófilos es encontrar a alguien que comparta idéntica pasión por los libros para compartir su vida. En primer lugar, porque leer es increíblemente sexy. Pero también porque si la otra persona tiene otros gustos, te puede descubrir una infinidad de libros que nunca hubieras imaginado que existen; porque puede recomendarte libros y tú a él; porque podéis ir a pasear por librerías; porque os regaláis libros y os pedís consejo para regalar libro a otras personas. Sin embargo, no todo es idílico. Algo de lo que no se habla lo suficiente es del momento en que dos bibiófilos deciden irse a vivir juntos y ponen sus respectivas bibliotecas bajo un mismo techo.

¿Qué ocurre entonces? Pues que tienen que decidir si unen sus bibliotecas o no, una cuestión tan importante o más que determinar si habrá separación de bienes gananciales antes del matrimonio. Preguntarle a una pareja de bibliófilos si han combinado o no sus libros puede ser una de las preguntas más divertidas y al mismo tiempo arriesgadas que se pueden hacer. En el improbable caso de que no se hayan planteado esta cuestión, es posible que se avecine bronca y, en caso de que se haya hablado, es posible que se reaviven rencores pasados.

En uno de los ensayos más conocidos sobre este tema, «Marrying Libraries» de Anne Fadiman, la autora cuenta la historia de cómo ella y su esposo finalmente combinaron sus libros después de estar muchos años juntos. No se trataba de solo dos bibliófilos fusionando sus bibliotecas, también eran dos escritores. Fadiman dice que esa fue una de las pocas veces en las que su marido consideró el divorcio. En el nuevo sistema de organización, ella quería ordenar las obras de los autores estadounidenses por nombre y las de los autores británicos cronológicamente, según el momento en que fueron escritos. Aunque ni siquiera fue fácil ponerse de acuerdo sobre si el lugar principal lo ocuparía una u otra literatura.

Otra cuestión peliaguda es la de los libros dobles. Cada uno de los miembros de la pareja aporta sus libros, pero resulta hay títulos que coinciden en ambas librerías, por lo que se hace una pila de libros que están repetidos y que se espera que sea descartada. Esa pila de libros dobles al final acaba representando una especie de apuesta por la relación a largo plazo. Si la pareja decide deshacerse de ella, es que tienen fe en que la relación vaya a llegar a buen puerto, pero cuando la pila persiste parece que se esté allanando el camino para una eventual separación. Además, hay quienes, como Fadiman, dan un paso más, acaparando libros dobles por si acaso alguna vez se rompe la relación.

Tu biblioteca personal es como un cuaderno de viaje a través de tus ideas, un registro de quién eras, quién eres y en quién te convertirás. Promesas hechas al presente y al futuro, promesas hechas en el pasado. También son un memento mori, cuando te das cuenta de que no tendrás tiempo para leer o para volver a leer un determinado ejemplar, te obliga a pensar, mirando de frente a la mortalidad, qué vas a leer y qué vas a releer a lo largo de tu vida. Decidir unir un bien tan valioso a algo que tiene idéntico valor para otro ser humano es uno de los actos de amor más extraordinarios que dos personas pueden llevar a cabo.

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