
Pablo Neruda (Fuente).
Uno de los más grandes misterios de la historia de la literatura chilena moderna es la muerte de Pablo Neruda. Durante décadas se ha especulado con la posibilidad de que hubiera sido envenenado con una potente toxina y ahora, por fin, un grupo de expertos forenses lo ha confirmado.
Según la versión oficial, Neruda murió de cáncer de próstata y desnutrición el 23 de septiembre de 1973, solo 12 días después del golpe militar que derrocó al gobierno socialista, elegido democráticamente, de Salvador Allende, amigo personal del poeta. Sin embargo, muchos han sido, entre ellos su sobrino Rodolfo Reyes, los que durante todo este tiempo han pensado que Neruda había sido asesinado por su oposición a la dictadura de Augusto Pinochet.
Hace diez años un juez chileno ordenó la exhumación de los restos del poeta, después de que su ex chofer, Manuel Araya, revelara que Neruda le había llamado en un estado de agitación desde el hospital de Santiago, donde estaba siendo atendido, para decirle que le habían inyectado algo en el estómago mientras dormía. El poeta murió horas después de esa llamada. Después de su exhumación, se enviaron muestras de los restos de Neruda a laboratorios de cuatro países para su análisis y en 2015 el gobierno chileno confirmó que era muy probable que alguien hubiera sido responsable de su muerte. Dos años después, un equipo de científicos dijo estar completamente seguro de que el poeta no había muerto de cáncer de próstata.
Ahora las pruebas científicas demuestran que la toxina clostridium botulinum estaba presente en el cuerpo de Neruda en el momento de su muerte, lo que confirma la teoría del envenenamiento tras el golpe de estado. La bacteria, que produce la neurotoxina que causa el botulismo, se descubrió en uno de los dientes de Neruda en 2017, quedando demostrado por expertos de la Universidad McMaster de Canadá y de la Universidad de Copenhague que la bacteria no llegó al diente después de la muerte.
El golpe de Estado de Pinochet, que estuvo respaldado por Estados Unidos, dio como resultado el suicidio de Allente, cuando las tropas asaltaban el palacio presidencial, y la devastación de Neruda, que se planteo el exilio a México. Pero un día antes de su partida, fue trasladado en ambulacia al hospital de la capital chilena donde había sido tratado por cáncer y otras afecciones. Murió allí la noche del 23 de septiembre, supuestamente a causa del cáncer de próstata, detectado cuatro años antes.
Esta versión oficial ha sido cuestionada en numerosas ocasiones. Gonzalo Martínez Corbalá, embajador de México en Chile durante el golpe de estado, afirmó que había vito a Neruda dos días antes de su muerte y que el poeta pesaría unos cien kilos, contradiciendo la idea de que en parte murió de desnutrición.
Araya comentó que si Neruda no se hubiera quedado solo en la clínica no lo habrían matado. Él, junto a la esposa del poeta, Matilde Urrutia, se encontraban en la mansión del matrimonio haciendo las maletas para irse a México cuando el poeta llamó por teléfono y les dijo que fueran lo más rápido posible al hospital. Sin embargo, no les dio tiempo: Neruda murió poco después. Urrutia pensaba que tal vez había sido la angustia por el propio golpe de estado y las atrocidades que llegaron a sus oídos lo que le llevó a la muerte. Reyes, por su parte, ha afirmado que aunque se tarde tiempo, ya se está en el camino para desvelar quién fue el asesino de Neruda.
No hay comentarios