Un conocido cartel de la Biblioteca de la Universidad de Northwestern de 1942 presenta el lema «Los libros son armas en la guerra de las ideas». Esta poderosa frase está acompañada de una cita de Franklin Roosevelt que dice: «Los libros no se pueden matar con el fuego. La gente muere, pero los libros nunca mueren. Ningún hombre y ninguna fuerza pueden poner el pensamiento en un campo de concentración para siempre. Ningún hombre y ninguna fuerza pueden arrebatar del mundo los libros que encarnan la eterna lucha del hombre contra la tiranía. En esta guerra, lo sabemos, los libros son armas». La idea de considerar al libro como una arma, que podría parecer inocente o incluso utópica, ha demostrado ser, a lo largo de la historia, más literal de lo que se podría imaginar. No se debe subestimar el poder de un libro, ya que tiene la capacidad de cambiar el mundo y, cómo no, de ganar una guerra, como lo demostró, por ejemplo, una novela de Vicente Blasco Ibáñez. Sin embargo, un libro en concreto, el Kampfreime, que es una colección de cánticos rimados destinados a ser utilizados durante las protestas de 1986 del Movimiento Estudiantil Alemán, fue además específicamente pensado y diseñado como arma en su sentido más literal.

Se trata de un libro pequeño, que cabe a la perfección en el bolsillo de cualquier manifestante, que cuenta con una serie de cantos ordenados por temas y separados por unas tarjetas rojas, de forma que sea fácil encontrarlos, incluso en el fragor de una protesta violenta. Pero también cuenta con un borde frontal afilado, de aluminio, que sobresale más allá del borde del texto. La encuadernación de metal obliga a curvar la parte superior en un ángulo de 90 grados en el lomo mientras que la parte inferior, plana, se apoya contra la curva interior del superior. El resultado final es un libro plano, que se abre fácilmente. La curva superior puede descansar sobre la palma de la mano, mientras que la inferior sobresale más y se apoya contra la base de metal, probablemente para evitar que se cortara la palma de la mano si el libro se utilizaba para golpear a un atacante. Además de estos usos, el Kampfreime también se utilizaba para arrancar carteles y anuncios.

Sin embargo, a pesar de este diseño, pensado para darle un uso práctico como arma, el significado más poderoso del Kampfreime es metafórico. Se trata de un libro concebido casi como si fuera un talismán, capaz de proteger al portador y diseñado para destruir otros textos. Como tal, es uno de los libros de artista de protesta más provocativos y menos conocidos del siglo XX.

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