Aunque la técnica pictórica conocida como dripping, consistente en colocar un lienzo sobre el suelo y dejar caer sobre él la pintura, se popularizó sobre todo en la década de 1940 gracias a la obra del expresionista Jackson Pollock, lo que es menos conocido es que esta manera de pintar no fue ideada por Pollock sino por la artista uncraniana-estadounidense Janet Sobel. En los años 50 y 60 esta técnica fue muy utilizada por los movimientos informalistas europeos y con el nacimiento del arte pop dejó de estar tan en boga. A fuerza de repetición, salpicar lienzos con pintura se hizo algo repetitivo, aunque todavía había un margen de originalidad. ¿Qué tal hacerlo utilizando el motor de un avión?

Esta es la idea que tuvo la princesa Tarinan von Anhalt, cuyo difunto esposo, el príncipe Jurgen von Anhalt, afirmó tener linaje en el antiguo principado alemán de Sajonia. Su obra, de hecho, ha sido comparada con la de Pollock, con la salvedad de que la proyecta utilizando el motor de un avión, haciendo lo que ella ha llamado «arte a reacción». Esta técnica la ha puesto en práctica con diferentes modelos de aviones, con Gulfstreams, Citations o Challengers, y para el 50º aniversario de Learjet, pintó los colores de la empresa sobre lienzo utilizando un Lear 45 nuevo.

Componer una obra de «arte a reacción» conlleva meses de preparación. Después de elegir el aeropuerto y obtener la aprobación, la princesa y su equipo de producción cubren la pista con tela protectora, construyen plataformas y preparan el avión y al piloto. Cuando realizan la obra lo hacen ante una audiencia que va de los 50 a más de 300 invitados. Todo el proceso es un verdadero espectáculo que tiene la intención de involucrar y sorprender al público. En alguna ocasión, por ejemplo, llegó a la pista en una motocicleta Harley-Davidson blanca, vestida todo de blanco, y en otra ocasión lo hizo aterrizando con un helicóptero.

¿Cómo se mete una princesa en este tipo de pintura? En realidad fue su esposo quien desarrolló el proceso hace más de 30 años. No es simplemente tomar pintura y lanzarla al aire, sino que hay que tener en cuenta el tamaño y la potencia del motor, las distancias, el tiempo y la combinación de ciertos los colores. Su equipo utiliza señales manuales para comunicarse por encima del ruido del motor. Y, por supuesto, hay que estar dispuesto a llenarse de pintura hasta en el último centímetro del cuerpo.

Por cierto, colgar en la pared una pintura de von Anhalt original puede suponer un desembolso de entre 25.000 y más de 1 millón de dólares.

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