En 1915, en la Exposición Internacional Pan Pacific de San Francisco, la Underwood Typewriter Company presentó una enorme máquina de escribir de catorce toneladas. Con casi seis metros y medio de ancho y casi cinco y medio de alto, esta Underwood se convirtió en todo un prodigio de la ingeniería, una hazaña para recordar en los anales de las máquinas de escribir. No en vano, los planes para construir la máquina tardaron un año en desarrollarse y pasó otro año más antes de que se construyera el gigante. En las fotos de los que asistieron a la exposición vemos a personas empequeñecidas junto al inmenso artilugio.
En algunas fotos, incluso, vemos que aparece con una hoja escrita con la noticia del hundimiento del RMS Lusitania, por lo que no fue un simple objeto decorativo sino que funcionaba perfectamente. Claro que se necesitaba un papel de casi tres metros por más de tres metros y medio y una cinta de treinta metros de largo. Según la revista Printer´s Ink, funcionaba con la energía generada por tres motores de un solo caballo.
La pregunta es: una máquina de escribir de catorce toneladas, con teclas del tamaño de neumáticos de coche y más alta que un elefante adulto, ¿dónde acaba? Después de que la Exposición Internacional Pan Pacific de San Francisco terminara, muchos de los artefactos que se exhibían en ella fueron subastados. En concreto, la máquina de escribir de catorce toneladas fue vendida por la Underwood Typewriter Company al Boardwalk de Atlantic City. Así que, desarmada y cargada en dos furgones, la colosal máquina viajó de un lado a otro del país. Allí permanecería al menos durante unos veinte años. Se dice que se hacían espectáculos en los que bailarines saltaban sobre las teclas escribiendo mensajes para los espectadores.
En 1939 se inauguró la Exposición Universal de Nueva York y parece que la máquina de escribir encontró un nuevo hogar en el Edificio de Sistemas Comerciales y Seguros, de una forma muy distinta a sus días de gloria en la Exposición Internacional Pan Pacific de San Francisco. Era poco probable que la nueva exposición atrajera a muchos visitantes, ya que la temática versaba sobre bancos, compañías de seguros de vida, cajas fuertes y otros artilugios de oficina. De hecho, las exhibiciones más populares eran la máquina de escribir de catorce toneladas y la Galería de Arte y Ciencia de IBM.
A partir de ese momento, el destino de la máquina de escribir se vuelve incierto. Parece ser que durante la Segunda Guerra Mundial la Unverwood se vendió como chatarra al ejército de Estados Unidos, aunque no existen pruebas completamente fiables que lo demuestren. El destino último de este coloso de la ingeniería, que incluso ha llegado a formar parte de la cultura popular, sigue siendo, a día de hoy, un absoluto misterio.
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