Fue Clitia una de las mujeres a las que amó Apolo, hasta que éste se enamoró de Leucótoe, hija del rey Océano , Apolo para seducirla adoptó la figura de la madre de la joven.
Los celos llevaron a Clitia a contarle al padre de la muchacha que había sido seducida por el dios Sol, cosa que no fue del agrado del rey quien en un arrebato de ira mandó enterrarla viva.
Cuando Apolo descubrió lo sucedido y en honor a su amada , roció el lugar de la sepultura con un néctar perfumado, naciendo de la tierra la planta del incienso.
No volvió Clitia a recuperar el amor del dios, pasándose los días observando el recorrido del Sol, hasta que consumida por el dolor, acabó transformándose en girasol, esa hermosa flor que siempre se vuelve hacia el astro rey.
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