Y su sonrisa desligará el universo. Con este enigmático título me he encontrado absorto en la lectura de una antología de terror weird, editada por Dilatando Mentes Editorial, finalista del premio Bram Stoker y firmada por Gwendolyn Kiste. Aunque más que absorto, me he sentido secuestrado en una lectura obsesiva; dolorosa y placentera, que me ha descubierto una de las mejores autoras de terror del siglo XXI.
En esta colección de cuentos, nominada a los premios Bram Stoker, Gwendolyn Kiste se adentra en las tinieblas que se ciernen sobre la belleza y lo monstruoso, y en las que no se puede confiar bajo ningún concepto. Desde reinos de cuento de hadas y ferias abandonadas hasta ceremonias nupciales y campamentos de verano que no son tan alegres como parecen, estos catorce relatos de terror y fantasía oscura exploran la muerte, el renacimiento y la ilusión a través de los ojos de los marginados, de los olvidados, de los abandonados, de los que solemos conocer como «los otros», ninguno de los cuales quiere permanecer por más tiempo sumido en la oscuridad.
Habrá quien se quede con el primer párrafo de esta crítica, y está bien. Estará bien en la medida en que después corra a comprar este libro y descubrir a su autora. Y habrá quien desconfíe de mi criterio como crítico porque siempre suelo reseñar cosas que me gustan. Lo han adivinado: es un mal vicio. Trato de perder el mínimo tiempo posible con lecturas que no me gusten. Así no malgasto mi tiempo ni el de los lectores de esta página. Pero, de vez en cuando, uno gusta de lanzarse al vacío y leer un libro de alguien que no conoce con la intención de sacar una reseña. Esperar lo mejor, prepararse para lo peor. Y su sonrisa desligará el universo es una antología de ese terror extraño que viene actualizando la lápida del terror gótico y explorando mundos a los que Lovecraft y King nos abrieron la puerta. Gwendolyn Kiste recoge el testigo y nos ofrece una lectura imposible de ignorar, una calidad narrativa que no debería perderse ningún amante de la literatura.
Y arranca sin dar tregua. Normalmente hablaría de cada cuento que me haya gustado y pasaría por encima de aquellos que no me hubieran dicho nada. Sería un esfuerzo vago, pues todos los cuentos de esta antología me han encantado. Arrancamos con Algo prestado, algo azul, que es pura literatura extraña; con lirismo y elegancia se nos narra la historia de una mujer que da a luz pájaros en vez de niños. En pocas páginas, la autora hace verdadera magia con la palabra. Las diez cosas que hay que saber sobre las diez preguntas, siguiente cuento, nos lanza a una distopía en que la gente, sencillamente, se desvanece. El riesgo de desaparecer se puede calcular con un test que se realiza en las escuelas de primeras y secundaria de todo el mundo. Intercalado en la narración de dos amigas que se ven aisladas en una clase especial para jóvenes con porcentaje alto de esta probabilidad de evaporación, se nos presenta el propio test, que el lector puede realizar. Un juego extradiegético que involucra al lector con la narración de forma sublime. Un réquiem en una bañera, tercer cuento, subvirtió todas mis expectativas y se convierto en uno de mis favoritos. No quiero decir mucho, así que dejen que reseñe tan solo la (brutal) frase que abre el cuento:
“Cuando mi hermana Savannah se proponía hacer algo, lo hacía a lo grande. Así que la mañana en que se cortó las venas y vació al mundo lo que quedaba de su corazón, el cuarto de baño parecía menos la tabla de cortar de un carnicero y más un altar.”
Estos tres golpes sobre la mesa que son estos tres primeros cuentos ya me habían dejado sin aliento, buscando cuanta información podía sobre la autora y queriendo empaparme de su literatura. Pero es que luego se permite jugar con los géneros; transformar las narraciones clásicas, como Blancanieves en el fabuloso Todas las manzanas rojas se han marchitado hasta volverse grises, o Rapunzel en Las princesas en sus torres. En estos cuentos están presentes personajes realmente vivos, narraciones (la mayoría en primera persona) cargadas de intencionalidad, de lirismo y de dolor, verdadero dolor y verdadera ternura, que se deslizan de las páginas al lector. No exagero si digo que me han conmovido hasta el punto de echarme a reír en mitad del autobús o ponerme a llorar en la cama. Audrey llega de noche (mi favorito del libro) me dejó trastocado; me dio todo lo que busco en un cuento, y me pareció tan trágicamente bello que durante unos días, no quise leer. Sobre la sinopsis, si alguien ha llegado hasta aquí porque le importe mínimamente mi opinión sobre lo que leo, no necesitas la sinopsis. Ve a leer.
Y podría seguir: el cuento que da título al libro es una maravillosa narración que bebe del Parpadeo de Theodore Roszak y de El libro de las ilusiones de Paul Auster; aunque al final termina siendo más una premonición de lo que sería más tarde el videojuego Immortality, del que ya hemos hablado aquí. El hombre que habita en el sagrario, maravillosa narración epistolar en una línea más semejante al terror gótico, en que una niña envía cartas al fantasma que vive en su armario. Una piel dulce como la miel, una carta de amor a la maravillosa película Under the skin; o El campamento de verano de cinco días, que vuelve a jugar con la distopía. El talento de Gwendolyn Kiste me ha dejado pasmado.
Luego veo que la autora ya ha ganado un Bram Stoker y otros premios; que Dilatando Mentes ya ha publicado varios libros suyos en castellano, que no es en absoluto un talento emergente. Es un talento por méritos propios. Y es que hay tantos libros por descubrir que la lectura de Y su sonrisa desligará el universo me hace preguntarme cuántos más autores excelentes me estaré perdiendo porque, sencillamente, no da tiempo a leerlo todo. Por suerte, Kiste ya no es una desconocida para mí. Su antología ha sido una puerta de entrada maravillosa (magníficamente editada por los compañeros de Dilatando Mentes y con una cubierta bellísima obra de Ah Taut), y ahora me dispongo a leer todo lo suyo que caiga en mis manos. Por favor, dale una oportunidad. Este es uno de los mejores libros que he leído este 2023.
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