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En 1866, el editor de un periódico de Wisconsin y exsenador estatal Christopher Latham Sholes coinventó una máquina automatizada para numerar cupones y boletos, una tarea que antes se hacía a mano. Cuando Sholes enseñó su dispositivo a su compañero inventor, Carlos Glidden, este tuvo una idea y exclamó: «¿Por qué no se puede fabricar una máquina que imprima letras además de cifras?» Sholes estuvo de acuerdo y ambos se asociaron con SW Soule, un impresor de Milwaukee. Se instalaron en State Street, junto al río Milwaukee, y comenzaron a trabajar en lo que se convertiría en la primera máquina de escritura tipográfica comercialmente exitosa del mundo (aunque Soule no tardaría en retirarse del proyecto).

El primer prototipo de Sholes y Glidden tenía una distribución de teclado semisecuencial, con todas las letras en mayúsculas y la «I» mayúscula cumpliendo una doble función como «i» y como «1»:

3 5 7 9 NOPQRSTUVWXYZ

2 4 6 8 . ABCDEFGHIJKLM

Existe cierta controversia sobre cómo y por qué Sholes y Glidden llegaron al diseño QWERTY. Algunos historiadores han argumentado que lo decidieron así para espaciar las letras más comunes en inglés y así evitar que se interfirieran unas con otras; otros, particularmente los historiadores más recientes, sostienen que fue diseñado para ayudar a los telegrafistas a evitar errores comunes al transcribir el código Morse. Sea cual fuera el motivo, después de unos 30 modelos de prueba, Sholes y Glidden se decidieron por QWERTY.

La máquina de escribir Sholes and Glidden llegó al mercado en 1874, fabricada por E. Remington & Sons, que entonces ampliaba su oferta tras un lucrativo período fabricando armas de fuego para la Unión. Vendida como «Remington No. 1», se convirtió en la primera máquina de escribir con éxito comercial e influyó en casi todos los diseños posteriores. La caligrafía precisa y fácil de leer agilizó toda clase de comunicaciones, ya fueran comerciales, legales, médicas o personales.

En todas las revoluciones posteriores el diseño QWERTY, desde la máquina de escribir Selectric de IBM, lanzada en 1961, hasta los teléfonos y tabletas con pantalla táctil de principios de la década de 2010, pasando por los primeros ordenadores personales de los años 1970. No deja de ser curioso que nuestros hijos aprendan a escribir de la misma manera en la que lo hicieron sus antepasados, hace ya más de siglo y medio.

Fuente: SmithsonianMag.

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