To Leslie (2023). Momentum Pictures.

To Leslie (2022). Momentum Pictures.

Leslie es una mujer de un pequeño pueblo en Texas que ha ganado la lotería hace seis años: 190 mil dólares que, asegura ella, le cambiarán la vida -eso es lo que vemos en una entrevista televisada que le hacen tras recibir ese golpe de suerte- y su joven hijo, tímido, dice que le alegra saber que su madre podrá poner un restaurante, algo con lo que ella ha soñado toda su vida. La entrevista termina con Leslie prometiendo licor y fiesta para todos sus vecinos.

Luego de seis años, Leslie es una alcohólica manipuladora, desahuciada económicamente y a punto de ser desalojada del motel donde vive en condiciones insalubres y precarias. En su desesperación y lidiando con el terrible síndrome de abstinencia, decide ir en busca de su hijo, quien vive en la ciudad y trabaja como obrero. Este decide alojarla con la promesa de que no beba más, pero Leslie, consumida por su enfermedad, hace una promesa vacía y al primer descuido de su hijo, desata todas las artimañas propias de la adicción: el robo, el desenfreno, la victimización y el engaño. Cuando su hijo descubre que ella le ha robado a su compañero de piso, llama a la policía y la echa.

Sumida en la ruina, Leslie termina en la indigencia, durmiendo sobre la vereda al lado de un viejo Motel en el pueblo donde alguna vez fue una celebridad. Un viejo motelero del pueblo, Sweeney, que nunca supo de ella ni de su historia, se conmueve al verla en esas condiciones y decide ofrecerle un trabajo. A pesar de que Leslie continua con sus descalabros alcohólicos, Sweeney persiste en apoyarla ante el desconcierto de todos, incluyendo a quienes estamos viendo la película.

“To Leslie”. Es una película de 2022, dirigida por Michael Morris y protagonizada de manera fenomenal por Andrea Riseborough, nominada a los premios Oscar como mejor actriz. La película, llena de esa compleja simpleza de las grandes narrativas literarias, nos habla de manera sentida sobre el perdón y la reconciliación; echa un vistazo profundo a la destructividad de las adicciones, pero sobre todo, nos muestra cómo es que un pequeño gesto de amor y fe puede salvar a una persona de su completa ruina.

La manera en que “To Leslie” está contada, me hizo pensar rápidamente en los relatos de dos grandes cuentistas norteamericanos: Lucía Berlín y Raymond Carver.

Lucía Berlin (EE.UU. 1936 – 2004), en su libro de cuentos “Manual para mujeres de limpieza”, realiza un tratamiento crudo sobre las adversidades humanas, el alcoholismo y la complejidad del amor, pero es, al mismo tiempo, un libro cargado de esperanza, con párrafos que nos dejan imágenes inolvidables en la memoria, con escenas potentes y con romances desesperanzados pero sublimes.

Lucía Berlín fue una mujer errante, que sobrevivió con los trabajos más diversos que uno puede imaginar (fue tambien una mujer de limpieza -de ahí el título de su libro-), que se enamoró perdidamente, que no gozó de fama en vida y que, sin embargo, trabajó cada uno de sus relatos con la dedicación propia de un artista consagrado. Con una vida siempre errante, tres hijos cuestas, una terrible adicción a la bebida y varios fracasos sentimentales, nunca dejó de ver el mundo con amabilidad y esperanza, lo cual logra reflejar en sus escritos, que si bien son en su mayoría ficción, llevan siempre algo de su vida, como declaró en una entrevista poco antes de fallecer debido a un cáncer de pulmón producto de la única adicción que no pudo controlar.

La honestidad con la que Lucía Berlín relata su lucha contra el alcoholismo, los días internada en centros de rehabilitación, la tentación y las recaídas, además de los dolorosos síntomas de la abstinencia y la pérdida de la dignidad ante la esclavizante necesidad de beber licor, hace que a uno se le estremezca el corazón y abra su mente para entender que cada historia de adicción es siempre una historia diferente, trágica y dolorosa, y que hay que intentar comprender antes que condenar. Ha sido habitual en muchos de nosotros alejarnos y estigmatizar a quienes sufren de esta enfermedad. Es comprensible, porque resulta incómodo, inmanejable, agotador. Y es debido a ello que dejamos a quienes alguna vez fueron familia o amigos, en la absoluta soledad y la enajenación, empujándolos hacia un abismo que nos libra del incordio de tener que soportarlos, pero que al mismo tiempo incrementa la adicción en aquellos a los que alguna vez quisimos tanto. En “To Leslie” pasamos por el mismo proceso reflexivo que nos plantea Lucía Berlin: empezamos detestando al personaje, aborreciéndolo, pero conforme la historia toma profundidad empezamos a entender, abrir nuestro corazón, para finalmente empatizar con la lucha de Leslie, con el enorme corazón del motelero Sweeney y su infinita paciencia hacia ella, y quedamos más que listos para ser arrollados por el emotivo final de la pelicula.

Lucía Berlín con sus hijos. 1962. © Buddy Berlin

«Catedral». Raymond Carver, 1983.

Raymond Carver (EE.UU. 1938 – 1998), Estaba completamente extraviado en su alcoholismo, alejado de su familia, y había tenido ya un internamiento médico debido a sus excesos cuando conoció a la poeta Tess Gallagher. Alcohólico y dependiente de los ingresos por sus trabajos literarios, permitía que sus relatos fueran tijereteados al entero antojo de su editor y entonces amigo, Gordon Lish. Raymond, irrespetando muchas veces sus propios deseos, pero necesitado de dinero como estaba para poder cumplir con su cuota diaria de licor, no tenía la voluntad para plantarse y defender su integridad creativa. Tess Gallagher lo admiraba, y ni bien lo conoció en una conferencia de escritores, logró ver más allá de ese caparazón amargo, distante e irascible que Raymond se había colocado para protegerse del mundo, y encontró a un hombre profundamente sensible y noble, que pedía con grito contenido una oportunidad para hacer las cosas bien.

Raymond conoció a Tess y bajó la guardia, tomó su mano y decidió librarse de su adicción, porque sabía que lo que tenia frente a sí era la oportunidad de amar y ser amado como muy pocos pueden sentir en esta vida, tenía ante sí un verdadero golpe de suerte. Tess se refugió con Raymond en una cabaña, colgaron un letrero de “no molestar, escritores trabajando”, y fue en ese breve tiempo que Raymond Carver escribió sus obras más célebres y profundas “De qué hablamos cuando hablamos de amor”, la monumental “Catedral” y “Tres Rosas Amarillas”. Tess animó a Raymond a que confrontara a su antiguo editor e impusiera su visión creativa, lo cual se ve reflejado en la belleza de sus últimos libros, que conservaron por entero la visión de su autor. La dedicatoria en cada una de esas obras es más que elocuente y por demás merecida: “Para Tess”. Raymond lo admite con orgullo en una entrevista para el Paris Review:

“Como saben, ella misma es poeta y escritora de cuentos. Le muestro todo lo que escribo excepto las cartas, e incluso le he mostrado algunas de ellas. Pero tiene un ojo maravilloso y una manera de sentirse a sí misma en lo que escribo. No le muestro nada hasta que lo he revisado y lo he terminado y lo he llevado lo más lejos que puedo. Por lo general, ese es el cuarto o quinto borrador, y luego lee todos los borradores posteriores. Hasta el momento le he dedicado tres libros y esas dedicatorias no son solo una muestra de amor y cariño; también indican la alta estima en la que la tengo y un reconocimiento a la ayuda e inspiración que me ha brindado”.


Tess Gallagher y Raymond Carver. 1984. © Marion Ettlinger

Tess Gallagher y Raymond Carver se casaron poco antes de que este muriera debido a un agresivo cáncer. Basta leer los poemas que Tess escribe tras la partida de su esposo para saber cuánto lo amaba, cuanta fe habá depositado en él. Sin presunción de nada y con mucha nostalgia y orgullo, ella cuenta cómo fue que Raymond logró vencer todos sus demonios. Yo nunca dejo de conmoverme y contener alguna lágrima cuando leo el  “Último fragmento” que Raymond escribió pensando en ella:

“¿Y conseguiste lo que
querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
Amado sobre la tierra”.

“Empecé a hacer ‘Para Leslie’ con la idea de que si pasamos tiempo con un ser humano que ha cometido errores e invertimos en esa persona, entonces comenzaremos a sentir por esa persona, a amarla e incluso a apoyarla. a pesar de sus comportamientos a veces. Espero que esta película nos permita aumentar nuestra empatía en el mundo”, dijo su director Michael Morris en una entrevista. Se trata de eso, sin duda, de servirse del arte para demostrar que en el amor y en la redención hay belleza.

Seamos Leslie o Sweeney, Lucía, Raymond o la bellísima Tess, todos tenemos la oportunidad de salvar y de ser salvados. Y qué cosa más hermosa podríamos llevarnos de esta tierra que saber que, de una u otra manera, salvamos la vida, cambiamos el rumbo y tocamos el corazón de un ser humano.

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