
Fresco que representa útiles de escritura romanos (vía Depositphotos).
Cuando la explosión de la erupción del Monte Vesubio llegó a Herculano en el año 79 d.C., enterró la ciudad romana en cenizas y quemó cientos de pergaminos antiguos hasta convertirlos en restos carbonizados, que parecían haber sido destruidos para siempre, hasta que casi 2.000 años después la inteligencia artificial consiguiera extraer la primera palabra de uno de esos textos.
El descubrimiento acaba de ser anunciado el científico e informático Brent Seales, profesor de la Universidad de Kentucky, que gracias al patrocinio de inversores de Silicon Valley, lanzó el pasado marzo el desafío del Vesubio, que ofrecía premios en efectivo a los investigadores que consiguieran extraer palabras legibles de los pergaminos carbonizados. Para lanzar el desafío, Sales y su equipo publicaron miles de imágenes de rayos X en 3D de dos pergaminos enrollados y tres fragmentos de papiro, encontrados en la villa que se cree que pertenecía a un importante estadista romano, posiblemente Lucio Calpurnio Pisón Caesonino, suegro de Julio César. También lanzaron un programa de inteligencia artificial que habían entrenado para leer letras en los pergaminos basándose en cambios sutiles que la tinta antigua hacía en la estructura del papiro. Desde entonces, los investigadores han ido descubriendo letras del antiguo pergamino.
Dos estudiantes de informática, Luke Farritor desde Nebraska y Youssef Nader desde Berlín, aceptaron el desafío y descubrieron de forma independiente la misma palabra griega antigua en uno de los pergaminos “πορφύραc”, que significa “púrpura”. Farritor, que fue el primero en encontrar la palabra, ganó 40.000 dólares y Nader 10.000 dólares. Ahora ha comenzado la carrera para leer el texto circundante. Según Seales, aún se desconoce de qué trata el pergamino pero pronto será revelado.
Teniendo en cuenta que se trata de la única biblioteca intacta que ha sobrevivido desde la antigüedad, existe un inmenso interés por los rollos de Herculano. La mayoría de los textos analizados hasta ahora están escritos en griego antiguo, aunque algunos podrían estar en latín. «La sospecha es que la parte no filosófica de la biblioteca aún está por descubrir, y aquí la fantasía se desboca: nuevas obras de Sófocles, poemas de Safo, los Anales de Ennius, libros perdidos de Livio, etc.», dijo Robert Fowler, profesor emérito de griego en la Universidad de Bristol. Y añadió: “Sería fantástico también encontrar papiros documentales como cartas, documentos comerciales, etc. Sería un tesoro para los historiadores».
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