Poemas del exilio, de Miguel Poveda

Poemas del exilio, de Miguel Poveda

   Nana de la cigüeña – Miguel Poveda

    Que no me digan a mí
que el canto de la cigüeña
no es bueno para dormir.

   Si la cigüeña canta
arriba en el campanario,
que no me digan a mí
que no es del cielo su canto.

    Rafael Alberti, Marinero en tierra.

   A pesar de que el poema «La nana de la cigüeña» aparece en el primer libro de Alberti, Marinero en tierra, el cantaor Miguel Poveda decide incorporarlo en un disco titulado Poemas del exilio, consiguiendo aunar en una misma obra los dos vértices cruciales en la poesía de Alberti: Andalucía y Sudamérica. Porque cuando se piensa en Alberti hay que pensar necesariamente en un doble exilio, primero desde Cádiz a Madrid y más tarde desde España a Argentina; pero también un doble exilio interior y exterior o físico.

   No importa que el poema pertenezca a su obra más temprana, la ejecución de Poveda,  con un magnífico acompañamiento al piano por parte de Enric Palomar, logra vincularlo a su producción realizada en el exilio, a través del cruce de palos flamencos como el martinete o los tanguillos con ritmos rioplatenses, ya sean las milongas o los tangos. Poveda, con una ejecución llena de contención, logra transmitir la serenidad propia de una nana.

   En cuanto a la letra, no hay que pasar por alto la insólita asociación que hace Alberti entre el canto de las cigüenas y el sueño. La cigüeña, que es un animal que no canta, aparece en el poema casi como una madre de melodiosa voz. Son múltiples las interpretaciones que se pueden establecer en la correspondencia que realiza Alberti, desde la relación del sueño con toda una simbología de lo aéreo hasta la conexión entre lo infantil ―no hay que olvidar que se trata de una nana― y la cigüeña como animal matriz generador de vida.

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