Para muchos Santiago Posteguillo tuvo un estreno apoteósico en el mundo de las letras cuando en 2006 inició su trilogía sobre Escipión el Africano. Este escritor valenciano, que había convertido la novela histórica basada en la Roma clásica en una de sus señas de identidad, cambió radicalmente de tercios con su libro La noche que Frankenstein leyó el Quijote, recordando que detrás del novelista hay una sólida formación filológica y un profundo conocimiento de los entresijos de la historia de la literatura.
Los caminos que conducen a un libro pueden ser de lo más variados, incluso, como en este caso, el enigmático collage de un título que consigue juntar en una noche a Frankenstein y al Quijote, imaginamos que al calor de una chimenea por la ilustración que hay en su portada. Pero un subtítulo viene inmediatamente a continuación a iluminar la penumbrosa escena: «La vida secreta de los libros». Porque eso es precisamente este libro: un libro sobre libros. O más bien sobre sus secretos, sobre sus autores, su genialidades y, por qué no, también sus miserias.
En este paseo por las obras de Shakespeare, Zorrilla, Rosalía de Castro, Dickens, Alejandro Dumas, Jane Austen, Àngel Guimerà, Dostoiesky, Benito Pérez Galdós, Arthur Conan Doyle, Kafka, Tolkien y J. K. Rowling entre otros. Y por supuesto, cómo no, por el Quijote y por Frankestein. En este recorrido, a través de veinticuatro historias, podremos averiguar, entre otras curiosidades, quién inventó el orden alfabético, quién fue el autor del Lazarillo, qué libro escondió Hitler o cuál perseguía el KGB qué ha aportado Dublín a la historia de la literatura o por qué debemos Harry Potter a una niña de ocho años.
Los que consulten este blog de vez en cuando sabrán cuánto me gustan este tipo de anécdotas, más por una morbosa curiosidad de patio de vecinos que por un interés propiamente literario, al más puro estilo de Francesco Piccolo en Escribir es un tic. De hecho, me ha resultado sorprendente constatar cuántas de las historias que Posteguillo menciona en su libro he recogido por aquí alguna vez. He coincidido con él en la posible autoría del Lazarillo; he hablado del oscuro asunto de los negros literarios o escritores fantasmas, mencionando el caso de Shakespeare y Marlowe y de Alejandro Dumas y Auguste Maquet; he repasado algunos casos de seudónimos literarios, aunque no incluyera a Walter Scott; me he referido a la gestación de Frankestein y a otras obras que nacieron de sueños o a la de El jugador y a varias novelas más que fueron escritas en un tiempo récord; he hablado de novelas que cambiaron de títulos, incluyendo Orgullo y prejuicio; y he hecho un repaso por algunos escritores que han acabado con sus huesos en prisión.
Sin embargo, a pesar de las constantes coincidencias, incluso aunque se dé la extraña casualidad de que el libro no descubra nada que no se supiera, merece la pena leerlo de la primera a la última página. No es solo que Posteguillo lo cuente bien, que también, es sobre todo por la manera que ha decidido usar para hacerlo, que es algo profundamente original. La documentación demuestra que hay detrás un concienzudo trabajo filológico, pero Posteguillo no apabulla con el dato innecesario. Es más, La noche que Frankenstein leyó el Quijote no es tanto la obra de un experto en literatura como la de un avezado novelista. Cada una de las veinticuatro historias que conforman la obra, independientes y ordenadas cronológicamente, son breves ficciones novelizadas a través de las que se explican las diferentes anécdotas. El resultado, a medio camino entre el ensayo y el relato, es un libro difícilmente clasificable en género alguno y que se lee casi de una sentada.
Libro en busca del autor desconocido
Le tengo muchas ganas porque también tengo debilidad por las anécdotas de este tipo. ¡Saludos!
Se lee rapidísimo. Te lo recomiendo, seguro que vas a disfrutar un montón. Merece la pena.
Me dio ganas de leerlo, el bichito de la curiosidad me persigue, saludos!