Hace unos días descubrí en 1690 Tierra Adentro un concurso para buscar la cubierta más interesante, por cualquier motivo, ya sea por extraña, por exótica o por antigua. El premio, un libro ─como no podía ser de otra forma─, en principio nada desdeñable porque se trata de lo que según la página sería una primera edición de Fantomas contra los vampiros multinacionales. Y digo según la página porque la primera edición de este libro de Cortázar no es de Gente Sur 1989 sino de Excelsior Mexico 1975, pero aún así se trata de una edición mínimamente valiosa, lo que me ha impulsado a participar.
La primera cubierta que se me ha venido a la cabeza, sin dudarlo ni un solo momento, ha sido la primera edición de La invención de Morel, una portada que desde luego cumple con varios de los requisitos para que pueda ser considerada como interesante. Sin embargo, parece ser que mi idea no es muy original, ya que cuando consulto las cubiertas que están participando de momento en el concurso me llevo la tremenda decepción de ver que alguien ya ha mandado la cubierta de este libro. Así que tengo que pensar en otra cubierta original. Lo curioso es que de momento no esté ganando este libro, sino una antigua edición de El escarabajo de oro de Poe, con una ilustración bastante simple de autor anónimo.
Después de descartar varias opciones he acabado enviando la cubierta de la primera edición del Romancero gitano, aún cuando creo que la primera edición de La sagrada cripta del Pombo me convencía más. Pero ya saben: Lorca tiene más renombre que Ramón Gómez de la Serna. Y aunque hace ya varios días que mandé la cubierta y seguramente no va a entrar en concurso, porque no he tenido la menor noticia en mi correo, quería aprovechar para referirme brevemente a este tema, dejando constancia de lo que para mí son cubiertas de primeras ediciones muy interesantes
La invención de Morel, de Bioy Casares
Esta edición de Losada 1940 tiene la peculiaridad de tener la camisa ilustrada por Norah Borges, que era pintora y hermano del escritor Jorge Luis Borges, gran amigo de Bioy Casares y que además le escribe un maravilloso prólogo. El dibujo es muy sencillo, pero da claves fundamentales sobre el contenido del libro.
Romancero Gitano, de Federico García Lorca
Por supuesto se trata de un libro mítico, posiblemente uno de los más importantes e influyentes de todo el siglo XX. No hace falta decir que la primera edición pertenece a la Revista de Occidente de 1928. Aparte del valor que pueda tener este libro, la edición es bastante peculiar ya que posee en la cubierta un dibujo de Lorca acompañado por su letra, que además da título al libro. Hasta hace poco pensaba que era la única edición que tenía el nombre de Primer Romancero Gitano ─en la portadilla interior, no en la cubierta─, pero por lo menos la segunda edición también lleva ese título.
La sagrada cripta del Pombo, de Ramón Gómez de la Serna
La primera edición de este libro ─Imprenta G. Hernández y Galo Sáez de 1924─ ya tiene en la cubierta el celebérrimo cuadro de José Gutiérrez Solana, La tertulia del Pombo, pintado en 1920. Independientemente de la monografía que le dedica Gómez de la Serna a Solana en 1944, ya en La sagrada cripta del Pombo de la Serna dedica un espacio al pintor, explicando cómo elaboró ese famoso cuadro que pasó a indentificarse plenamente con la tertulia porque estuvo colgado en Pombo hasta 1947, cuando Ramón dona el cuadro al estado español. La simbiosis entre el cuadro que ilustra la cubierta y el libro es total.
Si de cubiertas vistosas se trata no se puede dejar a un lado alguno de los libros de Rafael Alberti, en este caso las Coplas de Juan Panadero, cuya primera edición es de Ediciones de Pueblos Unidos 1949. El libro tiene hasta diez ilustraciones de Toño Salazar, pero la portada es evidentemente obra del propio Alberti, con ese estilo tan característico en la caligrafía y en la elección de los colores. Una vez más, como ocurría con el Romancero gitano, se trata de una cubierta ilustrada por el propio autor, que durante su juventud hizo más de una tentativa por triunfar en el mundo de los lienzos antes de dar a parar con las letras.
Me encantó la nota y tu investigación.