El otro día hablaba con un amigo sobre un libro que no he leído escrito por un prestigioso autor. Mi valoración era negativa por considerarlo plagio de otro libro que tampoco he leído de otro autor aún más prestigioso, quizá por ser extranjero. Mi amigo me preguntó cómo podía tener el aplomo de hablar con tanta seguridad de un libro que no había leído y cómo la cara dura de declararlo sin ningún tapujo ―no que no lo haya leído, sino que hablo de él sin haberlo hecho―. Quizá sea que el libro de Pierre Bayard, Cómo hablar de los libros que no se han leído, me haya servido en cierto modo como una cura de humildad, pero considero que tengo la información más que suficiente para encuadrar ambos libros sin necesidad de haberlos leído y que me replique el que quiera.
El hecho es que se me planteó una cuestión en la que hasta ahora no me había parado a pensar detenidamente. Se considera que para hablar de un buen libro antes hay que haberlo leído, sin embargo, cuando el libro es malo se puede opinar sin que haya lectura previa. A cuánta gente conozco, que se precia de ser leída, que ha opinado sobre El código da Vinci o sobre Crepúsculo sin haberlos hojeado siquiera. Lo sé porque yo mismo soy o he sido uno de ellos.
Con todo lo que hay por leer, con lo largo que es el arte y lo corta que es la vida, un lector no puede ir a diestro y siniestro sin poner el más mínimo cuidado en lo que lee. ¿Por qué un lector se decanta por el Ulises y Joyce y otro por El código da Vinci? Aquí actúa lo que Bayard denomina libro pantalla ―y secundariamente libro interior―; es decir, cada libro que vamos a leer genera unas expectativas previas a la lectura que pueden verse confirmadas o refutadas. Por eso es tan importante la existencia de un canon, para no perder el tiempo. Como no podemos leerlo todo nos vemos obligados a opinar sin leer
Seamos, por lo tanto, coherentes: si podemos opinar de un mal libro sin haberlo leído ―decir que sus personajes son planos, la trama sencilla y burda, llena de tópicos, que está mal documentado, que está escrito para tontos o sencillamente que es un bestseller― también podemos hacerlo con lo que el canon ha encumbrado como clásicos, con el Ulises o con El Quijote. O lo hacemos así o mejor callarnos cuando alguien mencione uno de esos libros considerados como malos.
El problema es tener una opinión clara y tajante pero no abierta. Es decir, normalmente, es fácil identificar y definir cualquier libro que tenga un nínimo de nombre. Por su edición, por el público al que va dirigido, por las críticas que uno pueda leer sobre la obra, uno se crea una opinión previa sobre él. Y con esos datos uno de debe decidir si ese libro realmente le interesa. Además al leer un libro puede haber diversos intereses a parte del mero placer por la lectura que influyen en nuestra opinión para bien o para mal. Es necesario tener un canon de lecturas y una opinión previa pero hay que saberse amoldar si las circunstancias se dan pues nunca sabes las gratas sorpresas que te puedes llevar.
Aquí os dejo abrir un e-libro muy útil para que lo miréis, se llama “Manual y espejo de cortesanos”, de C. Martín Pérez.
http://www.personal.able.es/cm.perez/comentarioslibros.html
http://www.personal.able.es/cm.perez/Manual_y_espejo_de_cortesanos.pdf
Entre las personas, siempre hay una lucha por el poder. Alguien lo conseguirá y a su sombra crecerán los cortesanos que conspirarán para quitárselo o para agarrarse a una porción de poder. Te guste o no, ya estás metido en la Corte y es mejor que domines sus reglas. Despierta, otros ya te llevan ventaja. Es hora de medrar.
Del autor de “El Gran Juego”, NÚMERO UNO EN VENTAS
http://www.librosenred.com/masvendidos.aspx
Saludos
Mythos, no puedo estar más de acuerdo contigo. Es verdad que a veces se producen sorpresas, aunque no es lo habitual ni mucho menos.
c@rolus, sé que no volverás por esa web porque esto es puro y duro spam. Sólo quiero aclarar que no borro tu comentario y que lo acompaño de un enlace muy significativo de cuál es tu dudosa técnica de marketing: http://www.google.es/search?hl=es&q=%22Aqu%C3%AD+os+dejo+abrir+un+e-libro+muy+%C3%BAtil+para+que+lo+mir%C3%A9is%22&meta=&aq=null&oq=%22manual+y+espejo+de+cortesanos%22
El caso, queridos amigos, es que hay que leer,porque, como dice Carlos Baute, todo está en los libros.
Caramba,he metido la gamba. Debe de ser por el cansancio. Quería decir Luis Eduardo Aute, no Carlos Baute.
Rafa, lo de Carlos Baute me sonó un poco raro, pero te aseguro que si no lo hubieras rectificado me lo habría creído 🙂
A mí no me gusta hablar mal de libros malos sin haberlos leído, así que he leído el Código Da Vinci, Los pilares de la tierra, El ocho… hasta a Coelho!!
Todo sufrimiento tiene su recompensa. Ahora los puedo criticar a gusto y con conocimiento de causa.
Palimp, me consta que los has leído. Yo también estoy haciendo el sacrificio últimamente de vez en cuando, pero me cuesta dejar de hablar de libros que no he leído. No sé hasta que punto leer un libro te da el conocimiento más completo sobre ese libro. Creo que sobre todo hay que tener un punto de vista abierto y poco dogmático.
Tengo que leer sin falta el libro que comentas en tu entrada. Estoy de acuerdo en que se puede tener un conocimiento bastante completo de un libro sin haberlo leído, sólo leyendo acerca de él o por extrapolación. No he leído Ángeles y Demonios ni pienso hacerlo y estoy seguro de que será igual de malo -si no más- que el Cödigo Da Vinci.
Pero pasa que no te puedes fiar del gusto ajeno. Y lo que es buenísimo para todo el mundo -incluyendo personas de cuyo gusto te fías- puede que no te guste a ti. Y viceversa.