Libro Palabras moribundas

Libro Palabras moribundas

   La lengua es un ente vivo que va cambiando con el tiempo. Solo que el tiempo de la lengua no puede equipararse al tiempo humano. Los cambios pueden llegar en cuestión de meses o en cuestión de generaciones. Pueden ser superficiales y pasajeros o profundos e indelebles. Pueden deberse a factores muy diversos: a extranjerismos, a eufemismos, a modas de escasa duración, al empobrecimiento léxico, etc. Es ley de vida. De otro modo estaríamos hablando proto-indoeuropeo ‒o quizá frigio, que según el faraón Psamético I era la primera lengua del mundo‒ o alguna lengua todavía más antigua. Ahora bien, no todos los cambios están al mismo nivel. Las lenguas son, en este sentido, algo así como cebollas. Y la capa más superficial y más permeable, aquella que se ve afectada por los cambios en primer lugar, es el vocabulario.

   Para proteger esas palabras que caen en desuso, que para una palabra es como la muerte, la Escuela de Escritores de Madrid, junto con la Escola d’Escriptura del Ateneo Barcelonés, creó una curiosa iniciativa en 2007: la campaña «Apadrina una palabra en vías de extinción», que daría como resultado la Reserva de Palabras, un espacio virtual creado para compartir el patrimonio lingüístico y en el que fueron apadrinadas más de 10.000 palabras en poco menos de un mes, con la participación de más de 20.000 personas de 69 países distintos. A día de hoy la lista se ha cerrado y ya no se recogen más propuestas. Lo único que se puede hacer es enviar un texto literario homenajeando a algunas de las palabras de la Reserva.

   En la Reserva de Palabras se pueden encontrar auténticas joyas del idioma. Palabras que hace años que no habías escuchado o que directamente no conocías. Todas organizadas alfabéticamente, en forma de diccionario. Hay además una lista con las palabras que han sido apadrinadas por mayor número de personas. En ella encontrarás palabras como «bochinche», «gaznápiro», «alféizar», «zangolotino», «zaguán», «damajuana» o «botarate». Una verdadera maravilla.

   Existe además una lista con padrinos y madrinas de honor, formada por personas que en su mayor parte tienen que ver con el mundo de la cultura. Encontramos las palabras de escritores como Enrique Vila-Matas (zarandaja), Cristina Peri Rossi (quisquilloso), Rosa Regàs (alcor), Eloy Tizón (nictálope), Luis Mateo Díez (filandón), Juan Marsé (damajuana), Álvaro Pombo (escuchar), Alberto Manguel (prístino), Ana Muñoz de la Torre (aldaba) o Juan Antonio González Iglesias (cascarria). No faltan políticos en la lista. Sobre todo me llaman la atención las palabras elegidas por Zapatero (andancio) y por Rajoy (avatares) porque me parecen representativas de ambos.

   Por cierto, el escritor y periodista Álex Grijelmo, que también aparece en la lista con almazuela, publicó en 2011 en Taurus junto con Pilar Gª. Mouton un libro titulado Palabras moribundas, que es como una especie de versión en papel de la Reserva de Palabras.

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