Por algún extraño motivo hace unos días he empezado a pensar en un viejo anuncio del Seat Ibiza. La ingeniosa idea se basa en una cita que aparece en el libro de Dostoievsky Notas de invierno sobre impresiones de verano: «Intente imponerse la tarea de no pensar en un oso polar y verá al maldito animal a cada minuto». Ahora bien, al publicista de turno se le ocurrió cambiar a Dostoievsky por Tolstoi. Quizá fuera por desconocimiento, por hacer la gracia o como homenaje. Qué importa. A fin de cuentas los dos son grandes novelistas rusos del siglo XIX.
La cuestión es que en la década de los 80 el psicólogo Daniel Wegner, de la Universidad de Harvard, quiso comprobar si la cita de Dostoievsky era cierta y realizó un sencillo experimento con varios voluntarios. Les dijo que podían pensar en cualquier cosa durante cinco minutos, en cualquier cosa excepto en un oso polar, y los colocó junto a una campana para que la tocasen cada vez que el pensamiento prohibido les viniera a la cabeza. El insistente sonido de la campana, más de una vez por minuto de media, no hacía sino confirmar la cita de Dostoievsky. A continuación les pidió que pensaran de forma consciente en el oso polar y se hizo lo mismo con voluntarios que no habían participado en la primera parte del experimento. Los sujetos del primer grupo pensaron muchísimo más en el oso polar que los del segundo grupo.
Es decir, que cuanto más intentamos reprimir un pensamiento más presente lo tenemos, pudiendo llegar a convertirse incluso en una obsesión. La explicación es muy simple. Emitimos la orden al cerebro de no pensar en algo, pero mientras una parte de nuestra mente evita ese pensamiento otra comprueba que no salga a la luz, haciendo, paradójicamente, que sí salga.
Sobre la base del oso polar de Dostoievsky alguien muy retorcido montó hace unos años la versión 2.0: The Game. Se trata de un juego mental cuyo único objetivo es evitar pensar en el propio juego. Si piensas en él has perdido. Tal vez parezca una tontería, pero como todo el mundo sabe las tonterías arrasan en Internet, y esta, desde luego, lo ha hecho.
En fin, para acabar solo me queda pedirte que, por favor, ni se te ocurra pensar en el artículo que acabas de leer. Sé que podrás hacerlo.
🙂
Entré a leer el artículo porque al leer el título » perdí «. Y no puedo creer que se trate justamente de «el juego».
Hoy estoy desde el celular leyendo el blog, por lo que comentar es todo un sufrimiento. En otra oportunidad, desde la compu voy a delirar un rato sobre este tema. A mi, la verdad que me obsesiona hasta el cansansio (de los demas, no del mio).
No podrás dejar de pensar en este artículo 🙂