Biblioteca parroquial en Wimborne Minster, Inglaterra

Biblioteca parroquial en Wimborne Minster, Inglaterra

   Hoy en día los conceptos de «biblioteca» y «préstamos» están indisolublemente unidos. Si fuera de otra forma pensaríamos que algo no funciona como es debido. Pero las bibliotecas, además de garantizar el acceso a la cultura de todos los ciudadanos, tienen la función de preservar y salvaguardar los libros más valiosos o necesarios. Son muchas las bibliotecas que cuentan en sus fondos con ejemplares raros, primeras ediciones o manuscritos únicos. Así ha sido desde sus inicios.

   En la Edad Media, antes de que Gutenberg inventara la imprenta, ya existía la costumbre de dividir los libros entre los que se prestaban y los que eran solo de consulta. Conscientes de que los libros en general eran un bien escaso y muy preciado, los monjes solían encadenar los libros de consulta a las estanterías, los bancos o los atriles para garantizar su conservación. Así nació la costumbre de encadenar bibliotecas, una práctica de la que apenas queda rastro en la actualidad. Sin embargo, existen todavía unas pocas bibliotecas que mantienen sus libros encadenados, tal y como se hiciera hace siglos.

   Atlas Obscura ha recopilado algunas de las últimas bibliotecas encadenadas del mundo. En una época en la que empezamos a preguntarnos si algún día el libro electrónico acabará sustituyendo al libro físico no nos viene mal una pizca de ese amor por los libros.

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