Harold Pinter

Harold Pinter

   Un año más y un premio Nobel más. Como casi cada año, desconozco por completo la identidad del premiado -no siempre es así, claro-, pero lo más peliagudo es que, también como de costumbre, es una figura completamente imprescindible en el panorama de la literatura universal; lo que viene a demostrar mi desconocimiento absoluto de la literatura actual, y más aún en lo referente a autores extranjeros. Ya se encargará a partir de ahora el mercado editorial de dar a conocer a Pinter a aquellos que no teníamos noticia de él. Sólo espero que la Academia no haya decidido tomarnos el pelo como hizo el año pasado al darle el Nobel a Elfriede Jelinek.

   Autora que por cierto tampoco conocía, y no debía ser muy importante cuando los pocos títulos que había publicado en España antes de recibir el premio estaban descatalogados. Está claro que el Nobel ha tenido grandes fallos, y éste sin duda fue uno de ellos. Porque la escritora de un libro como Deseo, sucio, repugnante y violento, no puede merecer los 1,3 millones de dólares del premio, además del reconocimiento mundial. Hablo de un libro pornográfico e irrespetuoso, de personajes deshumanizados, carente de virtudes, en donde una mujer-objeto se somete a las perversiones brutales de su marido-macho, con frases que el decoro me impide reproducir. En fin, el error se saldó con una dimisión, además en el último momento, para fastidiar más. Pero esa es otra historia.

   Lo siento por Mario Vargas Llosa y por Ernesto Sábato: tendrán que seguir acumulando obras maestras hasta que la Academia abra los ojos.

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