Que los ebooks han revolucionado el mundo de las editoriales y de las librerías es algo tan evidente que habría que estar ciego para no verlo. Podrán gustar más o menos, podemos ser más prácticos ―que es lo que se estila en los días que vivimos― o más clásicos. Las ventajas del ebook son indudables en el momento en que el espacio que es ocupado por un libro es ahora ocupado por miles de libros. Todavía es pronto para verlo, pero qué duda cabe de que en unos años la situación en el mundo de los libros será muy parecida a la que tenemos hoy en día con la música. No falta mucho para que los lectores electrónicos sean tan comunes como los mp4. Y cómo no, al igual que ha ocurrido con la música, el mercado español se empeña en no ponerse al día, a pesar de que otros mercados están marcando muy claramente cuál es el camino a seguir. Al final vendrán los llantos y los lamentos, las librerías cerradas y las protestas al gobierno. Al final, como siempre, seremos los usuarios, los lectores, los que tendremos que resolver la papeleta a unos productores ―escritores, editores, distribuidores, libreros― torpes e incompetentes. No se trata de abandonar el formato tradicional del papel, se trata de no volver los ojos ante la innovación del ebook.
Aquí les dejo enlazado un artículo que ofrece un panorama muy completo sobre la posición que el mundo del libro español ha adoptado ante las nuevas tecnologías.
¡Vaya chorrada lo del ebook ese!
Yo prefiero el libro, con sus arruguitas, el amarillo del tiempo, y el gastado de usarlo y subrayarlo.
No exageremos, Esperanza. No creo que sea una chorrada. Y te doy otro argumento: piensa en la cantidad de árboles que se talan para que tú puedas tener un libro amarillito, gastado o incluso comido por las polillas.
Tampoco yo voy a negar mi preferencia por el formato tradicional, pero creo que hay publicaciones y publicaciones. Evidentemente, ciertos libros requieren una lectura plena, en la que tacto y olfato también desempeñen su papel. Pero hay ciertas ediciones que acaban amontonadas en almacenes y que nadie lee.
Pero, es más, aunque también se leyeran, se trata de dar nuevas posibilidades de lectura a los lectores, no de condenar el libro que conocemos hoy día y que, sin duda, yo también prefiero. Estoy convencido de que nunca se dejarán de publicar libros, al menos mientras haya gente dispuesta a pagar 100 euros por un ejemplar (no me atrevo a comentar en tu otro blog, Santino, de tan inmaculado y bonito como lo veo, pero no dejo de disfrutar tus entradas).
Yo me considero tan apasionado de los libros en su formato tradicional que incluso he tenido que abrir el otro blog para desahogarme. Sin embargo, no soy necesariamente partidario de uno o de otro. Es evidente que prefiero cierto tipo de libros, pero también es verdad que el formato electrónico tiene sus ventajas. No tengo lector electrónico, pero sí he leído unos cuantos libros en PDA y en el ordenador.
También el formato electrónico tiene otras ventajas que no existen en el tradicional, como la posibilidad de vender libros que antes no tenían mercado.
En fin, como ya he dicho no se trata de olvidar los libros sino de ampliar la oferta y que cada uno elija lo que prefiera. El ebook no va a eliminar los libros tradicionales. Es posible que existan ambos.
em10, no te preocupes por lo de inmaculado y bonito. Más bien es vacío de momento. Cuando te apetezca comentar algo lo haces sin ningún problema.
Sigue pareciéndome una chorrada, em10, la defensa ecologista que haces no me convence. También los folios, las fotocopias y los carteles publicitarios entre otras miles de cosas utilizan árboles cortados y nadie se queja. Para formato digital ya hay portátiles que tienen las mismas pantallas que el ebook, lo que hace falta es que aumenten su capacidad de memoria. Y luego que no me vengan con que a los niños les aumenta la miopía, que eso sí que es una trola.
¿Tú te imaginas a Borges leyendo en formato digital?
Esperanza, yo la defensa ecologista no la he hecho. Supongo que cuando comparas los lectores digitales con un portatil te refieres al Kindle. No sé a qué te refieres con lo de aumentar la memoria. Leer un libro (en pdf o en doc) ocupa muy poca memoria al ordenador. Si estamos hablando del disco duro tampoco hay problema, porque en un pendrive de varios gigas caben muchísimos libros (más de los que leeríamos en una vida). Pero no creo que el Kindle sea comparable a un portátil notebook. Estamos hablando de un aparato diseñado exclusivamente para leer libros: es más rápido, más práctico, la batería dura más, la pantalla causa menos daño a la vista.
Yo creo que Borges hubiera «flipado» con el formato digital e internet. Al fin y al cabo, internet es un mundo tremendamente borgeano. La biblioteca infinita con la que soñó Borges es una realidad más palpable de lo que pensamos.
El ecologista es sólo un argumento más. Creo que también debe tenerse en cuenta, aunque a corto plazo brillen más otros.
Y estoy totalmente de acuerdo con el último comentario de Santino. En lo referente a Borges, por ahí van los tiros de su libro de arena o de su biblioteca de Babel. Sobre su relación con Internet, véase: Santos Unamuno, E., Laberintos de Papel: Jorge Luis Borges e Italo Calvino en la era digital, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2002.
Lo fundamental es entender, Esperanza, que el ebook no está reñido con el libro en papel.
Santino, el mensaje ecologista era de em10, jaja, ya sé que tú no lo has hecho, en cualquier caso da igual, sea ecologista o no entiendo la ambivalencia de los dos formatos, pero estoy convencida de que uno de los dos fracasará…. Ah y sí, Santino, me refería al Kindle ese, pero bueno, de todas formas la mayoría de personas no tienen acceso a esas cosas tan caras y tan modernas, sólo unos pocos privilegiados.
A corto plazo tal vez pueda parecer más caro, pero si empiezas a hacer cuentas y sumas lo que gastas uno a uno en libros tradicionales y lo comparas con lo que cuesta el Kindle (y nada más, porque los libros son gratuitos en internet) verás lo que sale más caro.