Un retrato de Tecumseh de 1848

Un retrato de Tecumseh de 1848

   Tecumseh, también conocido como Tecumtha o Tekamthi, fue un líder nativo del pueblo indígena shawnee. Según la tradición, cuando en 1811 fue derrotado en la batalla de Tippecanoe a manos de William Henry Harrison, gobernador del recientemente formado Territorio de Indiana, el jefe indio lanzó una vieja maldición contra los Grandes Padres Blancos como venganza ‒otras versiones la atribuyen a su hermano Tenskwatawa, conocido como «el Profeta»‒. La maldición vaticinaba, en recuerdo al dolor infligido al pueblo shawnee, la muerte repentina de Harrison y la de todos los Grandes Jefes elegidos cada 20 años a partir de entonces. Hasta aquí podría sonar a amenaza vacía, pero la historia se empeñó en acumular toda una serie de fatídicas casualidades.

   Henrry fue elegido como presidente de Estados Unidos en 1840 y murió de una neumonía en abril de 1841, treinta y dos días después de haber asumido el poder, convirtiéndose en el presidente norteamericano más breve de la historia. En 1860 Abraham Lincoln accedía a la presidencia y cinco años más tarde fue asesinado por el actor John Wilkes Booth, justo después de iniciar su segundo mandato. Las elecciones de 1880 las ganó James A. Garfield, que también fue asesinado por el abogado Charles Jules Guiteau en la sala de espera de la estación de tren de Washington unos meses más tarde. Veinte años más tarde fue el turno de William McKinley, que en realidad había sido reelegido, y que corrió la misma suerte que los anteriores siendo asesinado de dos disparos por el el anarquista Leon Czolgosz. Los siguientes presidentes malditos también murieron repentinamente, pero por causas naturales: Warren G. Harding, elegido en 1920, en extrañas circunstancias ‒oficialmente por una apoplejía, aunque se sospecha envenenamiento‒ y Franklin D. Roosevelt, reelegido en 1940 para un tercer mandato, de una hemorragia cerebral masiva. La lista de las muertes fatales acaba con John F. Kennedy, elegido en 1960 y asesinado en 1963 supuestamente por Lee Harvey Oswald.

William Henry Harrison

William Henry Harrison

   ¿Y qué hay de los presidentes posteriores? Parece que a medida que avanza el tiempo la maldición de Tecumseh se va disipando. Ronald Reagan, elegido en 1980, estuvo a punto de ser asesinado el 30 de marzo de 1981 en Washington cuando John Hinckley disparó contra él, provocándole una perforación en el pulmón. Sin embargo, consiguió escapar sano y salvo y murió a la longeva edad de 93, rompiendo tal vez la maldición india. En lo que respecta al último presidente de la lista, George W. Bush, acabó su mandato tranquilamente a principios de 2009 y en la actualidad goza de una salud de hierro.

   Evidentemente, no es difícil desmontar la supuesta maldición india a poco que se intente. Aunque es verdad que el único presidente que murió durante su mandato, a causa de una dolencia de estómago, fue Zachary Taylor ‒otros como James K. Polk murieron pocos meses después de terminar su mandato‒, hay que señalar la poca puntería de la maldición para Lincoln y Roosevelt, que no llegaron a morir en su primer mandato sino después de reelecciones. De cualquier modo, no han sido pocos los norteamericanos que se han tomado en serio la maldición de Tecumseh. Pueblo crédulo, que dirán algunos.

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